Revista Panorama

CONCEPCION CHILE N. 411

JUEVES 21 DE JUNIO DE 2000

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Editorial
Investido Profesor Emérito
Raúl Zemelman, una vida por la docencia

* La mística académica fue uno de los principios seguidos por Zemelman, siendo precursor del magister en Microbiología y del doctorado en Ciencias Biológicas, todo con el fin de realzar el prestigio de una disciplina que ha dado gran número de estudiosos, que hoy colaboran a lo largo de todo el país.

Las principales autoridades universitarias, encabezadas por el rector Sergio Lavanchy, se reunieron para homenajear a un docente que dio gran parte de su vida y sus enormes conocimientos a la Universidad de Concepción. Esta casa de estudios que lo acogió hace casi medio siglo y que ahora le retribuye su agradecimiento con una distinción que encierra el más profundo cariño a un hombre que batalló por un desarrollo científico completo y armónico, Raúl Zemelman.

Durante la jornada, el decano de la facultad de Ciencias Biológicas, Sergio Mancinelli, destacó cómo este químico farmacéutico ha buscado realzar la tarea más importante de la Universidad, la educación, enfocada a las exigencias actuales, de continua evolución cultural y tecnológica, donde el perfeccionamiento equilibrado entre docencia e investigación es tarea de todos los días.

"La mística académica fue uno de los principios seguidos por Zemelman, siendo precursor del magister en Microbiología y del doctorado en Ciencias Biológicas, todo con el fin de realzar el prestigio de una disciplina que ha dado gran número de estudiosos, que hoy colaboran a lo largo de todo el país.

Además, su preocupación por la bacteriología aplicada a los antibióticos lo ha hecho publicar más de 100 artículos en las principales revistas de la especialidad, todo para desarrollar la calidad de las nuevas generaciones de estudiantes", señaló Mancinelli.

El acto se inició con una profunda introducción que ilustró al académico, incesante investigador y dedicado formador de jóvenes, para luego escuchar la simbólica lectura, por parte del secretario general Rodolfo Walter, del decreto 2001-106 que aprobó su nombramiento y llegar a la emotiva firma del libro de Honor de Profesores Eméritos. Posteriormente se le hizo entrega al profesor Zemelman de la medalla, símbolo de su invaluable aporte a la Universidad. Junto a ésta, tomó la palabra y un cúmulo de añoranzas brotaron entre los asistentes.

"Después de una niñez difícil e inquieta –resaltó Zemelman-, donde cada paso que iba sembrando mi interés por la ciencia, se mezclaba con experiencias que fortalecieron mi persona, comenzó mi participación en los seminarios y talleres, los que me prepararon para llegar a la actividad universitaria más importante, la docencia, cuna del enriquecimiento de las sociedades y fortaleza de la razón humana, la cual tiene su mayor elaboración en la enseñanza de posgrado, perfeccionamiento fundamental para el desarrollo de la persona."

Al finalizar, reconoció que la gratificación más grande es el agradecimiento por la enseñanza entregada, lo que enaltece la labor como formador de todo académico, el cual no debe olvidar jamás, honrar a su profesión. "Ser profesor es más que investigar un caso específico o representar a la universidad ante otras instituciones, es una vivencia interior, comunión de sentimientos que enriquecen la vida, convencimiento de que la verdadera sabiduría a la que debe aspirar el ser humano es desarrollar la capacidad integral del prójimo, basándose en la fuerza de la intelectualidad", recalcó Zemelman.

Un principio difícil de concretar, pero es el ejemplo más cercano y valedero de una realidad a la que aspiró un hombre como Raúl Zemelman, quien buscó en la docencia el paso necesario para la formación de personalidades estudiantiles más fuertes y humanitarias, que permitan perfeccionar el trabajo científico y asegurar una vida académica verdaderamente eficaz.