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Una desaparición deseada Por Luis Pousa El gobierno de Aznar parece firmemente decidido a suprimir la selectividad y darle autonomía a las universidades, para que cada una establezca los procedimientos que considere más idóneos para la admisión de alumnos, según reveló ayer en una rueda de prensa la ministra de Educación, en la que fue presentado el borrador del anteproyecto de la Ley de Universidades. Aunque la medida no entrará en vigor hasta dentro de dos años, pues todavía ha de pasar por los correspondientes trámites parlamentarios, la desaparición de la selectividad supone dar fin a un método que causaba mayores perjucios que beneficios a la sociedad, no impidió en su momento la masificación de las universidades, truncó muchas vocaciones y no fue capaz de operar como un mecanismo de regulación equilibrada entre los flujos de la oferta de títulos y las demandas planteadas por el mercado de trabajo. Pues, por otro lado, lo decisivo para incorporarse al mercado de trabajo en el siglo XXI ya no es tanto la posesión de un título concreto como disponer de una formación sólida y que capacite a la persona para acceder a los puestos más dispares. De hecho, ya existen abundantes ejemplos al respecto. Así ya no es extraño ver a un licenciado en Física formando parte de un equipo médico; a un licenciado en Medicina, de máximo responsable de una empresa de lencería; o a un sicólogo, de jefe de relaciones con las empresas en una entidad financiera. Mayores antecedentes en www.elcorreogallego.es |