La descarga de productos químicos hechos por el hombre,
conocidos como "sustancias tóxicas persistentes", tiene implicancias mayores
para la salud humana y para el medioambiente. Con el objeto de ayudar a los gobiernos a
proteger a sus ciudadanos, la Unidad de Productos Químicos del Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) está realizando evaluaciones regionales del peligro
que las sustancias tóxicas persistentes representan para el hombre y el ambiente.
Subvencionado por la Facilidad Ambiental Global (Gef) y varios gobiernos donantes, el
proyecto se basa en el uso de cuestionarios para colectar e interpretar datos existentes,
para ello se dividió el globo en 12 regiones.
La semana pasada se realizó en la Universidad la reunión constitutiva del equipo
regional que conducirá este estudio, proyecto que será coordinado a este nivel por el
Centro Eula. Paul Whylie, de la división Productos Químicos del Pnuma, project manager
de este estudio, explicó que una sustancia persistente es aquella que no se degrada en el
ambiente, bioacumulado en grasas, líquidos y también en la cadena alimentaria, que
tienen efectos tóxicos, carcinogénicos y que producen problemas en el desarrollo
inmunológico.
"En 1977, en la reunión bianual de ministros de mediambiente del Pnuma, se
decidió iniciar acciones para controlar, reducir y eliminar las sustancias
tóxicas".
A partir de ello, el próximo mes se firmará en Estocolmo, Suecia, un tratado
internacional para controlar 12 sustancias como pesticidas, agregados químicos
industriales y otros productos.
El proyecto tiene una duración de dos años, de septiembre de 2000 a octubre de 2002,
fecha donde se debe entregar un nuevo reporte regional en el que cada región priorizará
los productos químicos que requieren mayor atención, así como las acciones correctivas
requeridas para prevenir y corregir los daños ambientales. Sobre la base de estos
reportes, se desarrollará un reporte global que priorizará los peligros y riesgos
globalmente.