La relatora de plenos de la Corte de la Corte de Apelaciones de
Santiago, María Soledad Melo Labra, vivió sus quince minutos de fama en abril con
ocasión del desafuero del senador vitalicio Augusto Pinochet. Fotografiada, entrevistada,
saludada y felicitada con una anotación de mérito con motivo del trascendente papel que
le tocó ejercer, la abogada titulada en nuestra Universidad, cuenta que los más
orgullosos de este papel que le tocaba desempeñar, eran sus padres, quienes viven en la
Villa San Pedro donde se crió. "Son personas de esfuerzo- que lo han dado todo por
mi hermano médico y por mí. Para que pudiéramos estudiar y cumplir nuestras
aspiraciones en la vida".
¿Por qué eligió Derecho?
-Mi interés por la abogacía estuvo siempre presente, fue marcada mi afición por el
área de las Ciencias Sociales en el colegio. Ingresé a la Facultad en 1980. Tengo que
dejar en claro que no fui una alumna brillante, ni nada que se le parezca, y durante ese
tiempo tuve serios problemas ¡fíjate las paradojas de la vida! con los exámenes orales.
Me recibí en 1987 y mi tesis de grado trató "Las leyes de quórum calificado en la
Constitución de 1980".
¿Cómo ingresa al Poder Judicial?
-Yo trabajaba en Concepción cuando Adolph Ascencio, amigo mío y actual juez del III
Juzgado del Crimen de Santiago, me avisó de los concursos que existían para que
ingresara gente externa a la carrera judicial. Concursé para relatar en sala. Como parte
de la postulación debí relatar durante un mes en ocho salas, para que los ministros me
conocieran. Accedí a una suplencia en 1993 y partí como relatora de sala, después
estuve como relatora de cuentas y finalmente desde abril de 1998 soy relatora de pleno
¿Cuál es el papel de un relator?
-Estudia las causas y revisa que están bien tramitadas, sin ningún problema formal,
expone a los ministros que son los que tienen que resolver. El relator se preocupa de
todos los antecedentes de un proceso y responde a las peticiones de los mismos ministros
en torno al caso y antes que se emita la sentencia definitiva. El relato en pleno es un
examen de grado permanente. El relato debe contener todos y cada uno de los detalles de
los antecedentes del proceso, la exposición tiene que ser acertada y completa, que
responda a las inquietudes de los ministros. En mi caso, como relatora, trabajo
directamente con el presidente y los ministros.
¿Cómo vivió la experiencia de relatar el desafuero de tan conspicuo personaje y
la consiguiente expectación creada en torno?
-Entre las materias que debe conocer la Corte figuran los desafueros de parlamentarios,
senadores y diputados. Desde 1998 en adelante hemos visto cuatro desafueros, claro que
ninguno de ellos provocó la expectación de éste. La causa y el personaje provocaban un
gran interés de los medios de comunicación tanto nacionales como extranjeros. Como
relatora mi trabajo fue total y absolutamente profesional. No tenía considerado que los
periodistas se fijaran en mi papel, pero sucedió de manera natural, sin haber querido,
estar en la mira de todos. Cuando se me otorgó la comisión de servicios para ir a
estudiar exclusivamente el caso, ahí me dí cuenta de su magnitud. Luego mi objetivo,
central fue hacer un trabajo profesional, lo más ajustado al proceso mismo, muy objetivo
de manera tal de dejar a ambos grupos conforme. Creo que eso sucedió y así me lo
hicieron saber, tanto los abogados querellantes como los defensores. Mientras que la Corte
me otorgó una anotación de mérito.
¿El suyo es un cargo importante y la vida privada de los jueces debe estar libre de
toda sospecha?
-Soy realista y no puedo posar de modesta. Es un cargo importante y de una muy alta
responsabilidad, sólo que yo tengo que ser juez si quiero continuar ascendiendo en la
carrera judicial. Uno tiene que tratar de ser una persona normal en las relaciones
familiares y profesionales y obviamente cuidarse mucho de actuaciones que pueden ser
susceptibles de críticas, porque la responsabilidad social es doble.
Cuándo piensa en su Universidad y observa el lugar al que ha llegado en lo
profesional, ¿siente que ella le dio las herramientas necesarias?
-Me siento orgullosa de ser ex alumna. El provenir de allí ofrece un aval
extraordinario. Cuando postulé al cargo un destacado ministro de la Corte que es un
hombre de gran valía profesional, rechazaba el ingreso de abogados externos y me lo hizo
saber muy francamente Luego me preguntó dónde había estudiado y al decirle que en la
Universidad cambió de actitud y me dijo "un punto a favor". Además, la
anterior relatora de plenos de esta Corte, dejó una vara alta. Jessica González, actual
juez del 12º Juzgado Civil de Santiago, es también ex alumna.