Ante la presencia de autoridades encabezadas por Pilar Armanet,
jefe de la división de Educación Superior del ministerio de Educación; de Iván
Lavados, director Ejecutivo de Cinda y de un grupo de académicos de las distintas
universidades chilenas la directora de Docencia, María Inés Solar, presentó el libro
"Las nuevas demandas del desempeño profesional y sus implicancias para la
docencia universitaria".
El trabajo es fruto del esfuerzo de un equipo de académicos de 11 universidades
apoyadas por Cinda, que colaboran hace 15 años en una línea de innovación y
mejoramiento de la calidad de la docencia.
"La conformación del "grupo operativo", ha sido la metodología de
trabajo colaborativo interinstitucional implementada, la que ha facilitado los
intercambios, la riqueza de las interacciones, la asignación de tareas, dentro del
respeto a la autonomía y diversidad de los quehaceres académicos", señaló María
Inés Solar.
Durante los últimos tres años, con el apoyo y funcionamiento del Fondo de Desarrollo
Institucional del ministerio de Educación, los aportes de las universidades participantes
y de Cinda, ha sido posible realizar proyectos entre los que se cuenta este estudio.
En cuatro capítulos, el libro trata de los desafíos de la formación profesional
universitaria, la práctica profesional, el análisis curricular de la formación
profesional y la incorporación de nuevas tecnologías a la enseñanza.
Currículos sobrepasados
El grupo afirma que el currículo tradicional que preparaba al futuro profesional sobre
la base de un perfil deducido de las responsabilidades, funciones o tareas asociadas a
puestos de trabajo, ha dejado de tener sentido y obliga a una actualización permanente y
a trabajar con un modelo de educación continua.
Los académicos buscaron respuestas a cuatro requerimientos: una formación que parte
del reconocimiento al estudiante como persona, con su individualidad, sus propios
intereses y su experiencia particular, con su cultura y sus características peculiares.
Indican que se debe buscar una educación basada en el logro de aprendizajes
significativos y no en la enseñanza, lo cual implica un nuevo desempeño de la función
docente, en la interacción con los otros estudiantes con quienes se comparten
experiencias de aprendizaje y con los recursos de apoyo docente que han pasado a
constituir una fuente primordial de información. Igualmente, es necesario tener en cuenta
que se tiende hacia una educación con fuerte énfasis en el aprendizaje compartido; una
educación en que se promueva la utilización de todos los recursos tecnológicos que
faciliten la comunicación interactiva.
"Es necesario hacer los esfuerzos necesarios que permitan acercarse, a través de
la reflexión crítica, a develar como las estructuras sociales determinan orientaciones
cognitivas, conjeturas, concepciones y marcos de interpretación que operan en las
prácticas docentes de formación profesional", señala Solar.
En el tema del desempeño profesional se explicitan las funciones técnica, directiva,
política y social de las profesiones.
Se eligen dos categorías principales de competencias: competencias generales- que
engloban capacidades referidas principalmente a la interacción humana- y competencias
especializadas- que son propias de cada profesión.
A partir de las experiencias de las universidades, se identifican las tensiones y
problemas. Como tensiones se explicitan tensión entre la formación básica generalista y
la formación profesional-especialista, la tensión entre la gestión curricular y la
estructura administrativo-académico, la formación teórica y la formación práctica,
formación integrada y el asignaturismo, por ejemplo.
La propuesta curricular, se adscribe a una concepción integral, abierta y flexible del
curriculum, que facilite la interactividad, la integración, que sea dinámico y en
permanente actualización. Los autores proponen un modelo de enseñanza-aprendizaje que
aprovecha los recursos tecnológicos para introducir innovaciones en la sala de clases
real o virtual.