Tras los pasos de la que hoy es su esposa y que en esos años estudiaba en La
Serena, José Ilabaca volvió a la capital de la cuarta región, ciudad donde creció
desde los quince años y en la que se siente muy a gusto, pese a la nostalgia.
Confiesa que estudiando en Concepción añoraba tanto La Serena, por razones
sentimentales, como ahora viviendo en La Serena añora Concepción. "La Universidad
genera una mística muy fuerte y eso se acrecienta no sólo a medida que hay un
distanciamiento físico, sino de los años. Aquí en Serena hay un grupo grande de
abogados, muchos químicos farmacéuticos, médicos, dentistas, y asistentes sociales, y
nos conocemos en gran parte por ese común denominador: el haber sido egresado de la
Universidad de Concepción".
Muy gratos recuerdos mantiene de una visita de Augusto Parra a La Serena
para inaugurar la calle Enrique Molina, donde se congregó en una cena de camaradería el
90 por ciento de los egresados que vivían en la zona en ese momento. Según Ilabaca
sería fácil juntarse nuevamente en forma espontánea ya que Serena y Coquimbo son
ciudades pequeñas y muchos son los profesionales que han llegado a vivir a la zona
atraídos por su clima y tranquilidad. Entre ellos Ilabaca, con sólo 45 años y más de
una razón para quedarse.
La presidencia del Colegio de Abogados es sólo parte de la actividad profesional que
ha desarrollado tras 20 años radicado en La Serena. "El Colegio, a propósito de la
reforma procesal penal y en acción conjunta con la Escuela de Derecho de la Universidad
Católica del Norte y las autoridades de justicia, hemos estado en un intenso trabajo para
preparar la aplicación de la nueva legislación y que a nosotros nos concierne como
cuarta y novena regiones porque somos pioneros. Lo que se haga acá va a servir de
experiencia al resto del país, eso nos tiene muy motivados", señaló. Al principio,
durante la dictadura trabajó en la defensa y promoción de Derechos Humanos a través del
Arzobispado de La Serena y luego en el Consejo Regional. Actualmente es el abogado del
Banco del Estado, y por cuarto año elegido abogado integrante de la Corte de Apelaciones,
pese a que la tradición indica elegir a personas de mayor edad. Mantiene una oficina
particular y es profesor de derecho penal en la Universidad Católica del Norte sede
Coquimbo. Para matizar participa en el colegio de sus 3 hijas, y en el Club de Tenis de La
Serena, su deporte favorito.
Entre tanta actividad, se dio un tiempo para hablar de su Universidad a quien le
declara una incondicional admiración. "La U en general y la escuela de Derecho, en
particular, tiene mucha tradición, es una escuela antigua, hay un razonable culto a la
historia, que se manifiesta en los nombres de calles, de monumentos, de las aulas, y una
cosa muy importante, que a mí me permite mantener esa conexión vital con la escuela, es
la Revista de Derecho que, creo, es la mejor de Chile en su género, es un vínculo muy
bueno, siempre hay reseñas históricas y uno se está enterando de lo que pasa".
En lo profesional siente orgullo de lo valorados que son los egresados de la U en el
poder judicial serenense, especialmente las mujeres. "Los colegas nuevos, en general,
se desempeñan con bastante acierto, son reconocidos como parte de una escuela con
tradición y buena formación". Para Ilabaca este prestigio es fruto principalmente
de la calidad académica. En su caso son varios los profesores que valora y recuerda con
orgullo. "Comencé Derecho en 1974, un año particular porque era el primer año
después del golpe militar, entonces había un régimen de mucha disciplina, a pesar de
ello yo tengo gratos recuerdos de grandes profesores como Manuel Sanhueza que falleció
hace poco; tuve el honor de ser alumno-ayudante de Augusto Parra y también me inicié
como procurador en la oficina donde él trabajaba. De Adolfo Veloso guardo un grato
recuerdo como gran formador de personas, Germán Troncoso, Pablo Saavedra, Julio Salas
Vivaldi... en fin, un grupo de muy buenos profesores y de buenos compañeros como Herminda
Vidal, gran amiga y primera fiscal nacional, René Carvajal, alcalde de Coronel, Guillermo
Fernández, abogado de la zona, Eleodor Salgado, Bernardo Espinoza, "El Guatón"
Abarzúa y muchos otros que se quedaron en Concepción".
De la cultura universitaria, destaca algunos símbolos que parecen no morir. "El
Nuria es emblemático para mí. Allí, una vez al mes comíamos como seres humanos. Yo
estaba en una pensión con mucha gente de La Serena, fundamentalmente estudiantes de
medicina y cuando llegaba la plata se celebraba en el Nuria, y las más de las veces se
agotaba el recurso mensual en una noche, entonces era muy complicado el resto de los 29
días. Pero en tercero y cuarto año nosotros podíamos procurar, así enfrentábamos
mejor la cosa económica. Son lindísimos recuerdos y uno no puede menos que emocionarse
porque era una vida intensa y muy rica en el crecimiento personal". No olvida las
funciones rebajadas en el Teatro Concepción, siempre bienvenidas en los escuetos
bolsillos estudiantiles, y su afición artística por el canto que lo llevaría a
representar a su escuela en estudiantinas y festivales.
Pero no todo era pasarlo bien, entre sus múltiples facetas está la de haber sido un
gran estudiante. Como Premio Universidad de su generación fue el orgullo de su familia y
con modestia lo señala. "Para mí es una gran satisfacción. La verdad es que yo
tomé conciencia de que podría acceder a este reconocimiento el último año, habíamos
un grupo muy parejo en rendimiento, hombres y mujeres, pero nadie estaba en esa carrera,
simplemente se dio así, fue una alegría tremenda por lo que significaba para mis padres,
y para mí es aún motivo de mucha satisfacción, pero estoy seguro que habían varios
compañeros que podrían compartir ese reconocimiento".
Ximena Bertin Espinoza