Ana María Boudeguer Dramaturga y
periodista en Madrid
Llegó a Concepción siendo muy niña, proveniente de Antofagasta donde nació. Aquí
creció, estudió y se dedicó a una de sus grandes aficiones: el teatro. Hay quienes aún
recuerdan el papel de Ana María Boudeguer Yerkovic en la obra "El tiempo y los
Conway" en un montaje dirigido, entonces por Gastón von dem Busche. 
Teatro y periodismo, carrera que estudió en la Universidad de Concepción, se funden
años más tarde en la actividad que desarrolla en Madrid , donde reside desde hace tres
décadas.
Vino a Chile junto a su hija Natacha y su primera nieta Renée, quien por cierto se
llevó todos los honores y agasajos. En Concepción viven su madre y dos de sus hermanas
Adriana, abogada y María Eugenia, pedagoga en inglés; mientras que Rosemarie, la menor,
ingeniero comercial, vive y trabaja también en Madrid. Todas son profesionales de nuestra
Universidad.
-¿Qué fue lo primero: teatro o periodismo?
-Lo primero fue el teatro. Yo estudié teatro en aquellos tiempos gloriosos de
Concepción, donde el teatro y la cultura teatral eran importantes, donde los habitantes
de la ciudad, en mayor o menor medida, tenían una sensibilidad especial hacia este arte.
Todo ese estudio era complementado con la presencia activa de un Teatro de la Universidad
que contó con figuras como la de Delfina Guzmán, Jaime Vadell, Nelson Villagra, Shenda
Román, Nina García y Brisolia Herrera. Pero el periodismo me apasionó también desde
siempre, porque mi padre comerciante escribía una columna de opinión política en un
diario bajo el seudónimo de Charles White. Yo lo admiraba, además porque por sus
opiniones lo amenazaban continuamente con palizas.
-¿Cuándo ingresó a estudiar Periodismo?
-En 1968. Había salido del colegio mucho antes, sólo que entonces me casé y
tuve mis hijos. Fue un tiempo muy atractivo, rico y complementario con muchas actividades.
Un tiempo que me marcó, como a muchos de mi generación, un tiempo en que la vida
universitaria era riquísima. Fueron años ni mejores ni peores, sino excitantes. Recuerdo
especialmente a Irene Geis, como profesora y directora de la Escuela, quien nos mostraba
la realidad del ejercicio de la profesión. Entre mis compañeros, hay varios que aún son
entrañables para mí, es el caso de María Eugenia Saavedra, Lucy Erazo, Jaime Godoy,
Magaly Chamorro, esta última vive y ejerce como periodista en Madrid.
-¿Usted se casó con un actor de teatro en una historia que bien podría servir
para un buen guión teatral?
-(Se ríe) Julio Fitschel era integrante de un grupo teatral argentino, el Teatro de
Arte de Santa Fé, que empezaba en Chile una gira mundial. Hasta aquí no más duró la
gira, porque los integrantes se enamoraron de chilenas y por cierto el grupo se desarmó.
Julio, entre ellos. Llevamos 37 años de matrimonio, tenemos dos hijos, ambos casados con
españoles, una nieta y otro en camino.
-¿Cuál es su actividad en Madrid?
-Tenemos una sala de teatro de la que Julio es director y gerente; mi hijo Nicolás es
diseñador de iluminación y Natacha mi hija es productora. Yo escribo y dirijo y mi nieta
Renée será actriz.
-¿ Es decir el teatro no sólo es la vida sino también la familia?
-Eso es cierto. También que me he echado el ejercicio del periodismo a la espalda,
pero lo que escribo tiene como base el periodismo. La dirección teatral es también una
actividad muy complementaria y apasionante. Hemos creado y estamos aceptados en el medio
teatral español y eso ha sido producto de un trabajo largo, sistemático , responsable y
de grupo.
-¿No ha incursionado en la televisión o no le ha interesado escribir
guiones y ofrecérserlos a la televisión chilena?
-Seguí cursos e incursioné en televisión. Fui pionera de la televisión nacional
chilena en Concepción; como actriz participé en obras en el Canal 13 y en el 7 como
guionista. Más de alguna vez he pensado retomar esa veta que, dicho sea de paso, es muy
bien pagada. Yo trabajo en general temas universales que tienen que ver con el ser humano,
aquí noto que le televisión es más localista, pero en resumen: yo adoro el teatro, es
como si hubiera nacido en una butaca.
-Su barrio de Madrid es con campanas, con relojes, con árboles, como escribió
Pablo Neruda. ¿Su casa es la casa de las flores?
-Explico algunas cosas. Vivo en un barrio muy agradable, en una urbanización que
se llama Las Rosas y que queda en las afueras de Madrid. Tú la conoces, el camino sale de
La Moncloa. Tenemos un departamento céntrico que fue nuestra primera residencia y que hoy
está destinado principalmente a quienes nos visitan, especialmente si son chilenos y más
aún si son penquistas.
-¿Añora algo de Chile?
-Más que Chile hay muchas cosas de los chilenos que no quiero perder jamás.
Especialmente el cariño con que se trata a la gente, el pedir las cosas por favor, el
decir gracias. Contrariamente a lo que se señala creo que Chile ha aprendido de sus
dolores, de sus duelos, ha sacado fuerza y sigue adelante y se proyecta muy bien, como
nación. Mi hija Natacha, que es más española que chilena, por razones obvias, me lo
comentaba con motivo de las elecciones presidenciales, todo un proceso electoral en calma,
con resultados respetados, sin grandes rencillas.
-¿Mantiene contactos con la U.de Concepción?
Uno jamás puede perder contacto con la Universidad . Si bien puede no ser directo,
están los indirectos, los sobrinos que continuaron allí estudiando; una de mis hermanas
que es académica y los paseos al Barrio cuando vengo a Concepción. Y lo más
trascendente: el espíritu libre que me legó.
MONICA SILVA ANDRADE |