"La base más sólida del inglés que hablo, y con el
cual trabajo, la logré en mis años de estudiante en la Universidad de Concepción. El
rigor y la experiencia entregada por sus profesores, me sirvieron para que una vez llegada
a Londres, donde vivo hace veintisiete años, pudiera desempeñarme adecuadamente en el
idioma en muy breve tiempo", recuerda con nostalgia Mireya Parischewsky Godoy
evocando sus tiempos de estudiante universitaria de Pedagogía en Inglés en la
Universidad de Concepción.
Está en Chile de vacaciones, lo que hace en forma periódica para disfrutar a su padre
y a sus hermanas que viven en Concepción, dos de ellas también profesionales de nuestro
plantel, Norka, matrona y académica de la facultad de Medicina y Juanita, educadora de
párvulos, directora de su propio jardín infantil. Todos integrantes de una familia de
apellido con larga tradición en el comercio vidriero.
Reside en una casa propia en el barrio de Wandsworth SW, donde se llega tras cruzar el
Támesis y se desempeña como secretaria trilingüe (incluido el francés) en la
Organización Marítima Internacional, OMI, dependiente de Naciones Unidas, y cuya
función es la regulación de la vida de las personas en el mar, la conservación del
medio ambiente marino y el ordenamiento naviero. Mireya (o Yeyita para sus amigos) se ha
desempeñado en la división de Navegación, en la de Seguridad Marítima y en la
división Jurídica y de Asuntos Exteriores, en la parte encargada del protocolo, que es
su actual función.
-¿Partió estudiando en Chillán?
-En la sede Chillán de la Universidad de Chile, pero en tercer año me cambié a la
Universidad de Concepción. Comenzaba la década de los setenta.
-¿Cómo recuerda ese tiempo?
- No fue un período fácil, porque cuando llegué los grupos de estudiantes estaban ya
formados y era difícil insertarse , además todos hablaban inglés, pero así y todo tuve
algunos amigos que aún recuerdo con afecto.
-¿Qué ligazones mantiene con la Universidad?
-La Universidad es un referente central de todos quienes han pasado por ella, más aún
si somos penquistas porque Universidad y ciudad se fusionan. Mi grupo de amistades en
Londres está formado por profesionales de ella, es el caso de Marcela Contreras, una
profesional médica absolutamente respetada; Roberto Navarrete, hijo del actor del mismo
nombre y su esposa Cristina Godoy, también importantes profesionales del área de la
salud. Con esto te quiero decir que en un medio exigente, como puede ser la sociedad
inglesa, los profesionales de la Universidad de Concepción nos desempeñamos
adecuadamente. En mi casa además tengo un óleo de Albino Echeverría que muestra un
rincón del Barrio Universitario, ahí detrás de la Casa del Deporte, y todo los que
llegan de Concepción, lo reconocen de inmediato. Otras ligazones están dadas por mis
hermanas y que vengo en forma tan frecuente y mis amigas más queridas en Chile como
Verónica Vargas; Anita Smith, Susana Melo, entre otras. Te consta además que fechas
importantes como mi último cumpleaños vine especialmente a pasarlo a Concepción.
-¿Tiene fama de ser cálida y acogedora en su hogar en Londres con todos aquellos
chilenos que llegan?
-Qué agradable es tener esa fama. Tengo una crianza, una escuela de casa abierta para
los amigos, mi madre nos lo enseñó desde pequeñas, además yo en mis viajes, más de
alguna vez recibí esa misma calidez de gente a quien yo ni siquiera conocía ¿te das
cuenta?. Es una devolución de mano, en definitiva.
¿Volvería a su país?
-En una película de Almodóvar , la protagonista dice que en el momento del retiro
nada es tan beneficioso para el alma que el volver al terruño, al lugar donde naciste y
están tus primeros afectos. Yo estoy de acuerdo, en el momento de mi jubilación, me
gustaría regresar a Concepción, sólo que mientras tanto espaciaré mis venidas, para
poder viajar a otros lugares que quiero conocer. Esto es uno de mis grandes aficiones y he
tenido mucha suerte de poder hacerlo a muchos lugares del planeta.