TRANSPORTE Y EXCLUSIÓN SOCIAL
La gran apuesta de
esta investigación es la
construcción de indicadores
cuantitativos de exclusión
social y que es lo que lo
diferencia de otros estudios
en el área que, en general,
son más descriptivos
Por mucho tiempo los estudios de
transporte se centraron más bien
en aspectos socio-económicos, con
el acento en elementos objetivos
como infraestructura, tiempos y número
de viajes o modos de desplazamiento.
Pero las nuevas miradas sobre la movilidad
y el transporte –impulsadas
fundamentalmente desde la sicología,
la sociología y la geografía- han
puesto su atención en otros factores,
como las motivaciones y necesidades
que llevan a la gente a desplazarse.
En este paradigma, como explica el
académico del departamento de Ingeniería
Civil, Juan Carrasco, lo que
interesa son las actividades de las
personas.
Doctor en Ingeniería de Transporte y
Planificación, Carrasco es uno de los
investigadores de estos temas que,
explica, se vinculan con el objetivo
básico del transporte, que es mejorar
la calidad de vida y bienestar de
las personas.
“Lo importante no son los viajes sino
las actividades de las personas. No
se trata sólo de movilizarse y llegar
a un lugar, sino de realizar actividades,
de juntarse con otros”, afirma.
Y esto –agrega- tiene que ver con
una dimensión social del transporte
que, en general, es ignorada en los
estudios y sistemas de planificación,
pero que permite tener una visión
más amplia de los desplazamientos
de las personas y, por ende, entender
de mejor forma las ciudades. E
incluso las formas exclusión que encierran
los sistemas de movilización
en el espacio urbano.
El último aspecto ha sido bien estudiado
en las naciones del primer
mundo y tendrá, ahora, una primera
aproximación desde un país subdesarrollado,
con el proyecto Fondecyt,
del doctor Carrasco, Entendiendo
la relación entre transporte y exclusión
social en el contexto chileno: una valoración a través de indicadores
cuantitativos, que cuenta con la
participación de los investigadores
Alejandro Tudela (Ingeniería Civil) y
Claudia Rojas (Geografía).
La iniciativa, en marcha desde este
año, tiene como gran objetivo comprender
y cuantificar el rol del sistema
de transporte en la exclusión social
en nuestro país, tomando como
caso de estudio las ciudades de Concepción
y Los Ángeles.
En estos primeros meses de trabajo
el equipo ha estado recopilando información
sobre experiencias que se
han desarrollado en otros países con
el fin de generar un marco teórico
de exclusión social en transporte.
“Hemos querido ver qué ha pasado
en otras partes del mundo, cómo
se ha resuelto y cómo se aplica a la
realidad latinoamericana”.
La gran apuesta de esta investigación
es la construcción de indicadores
cuantitativos de exclusión social y
que es lo que lo diferencia de otros
estudios en el área que, en general,
son más descriptivos.
Otro frente de trabajo es la identificación
de aspectos del sistema de
transporte que impactan en la exclusión
social. “Cuando se habla de la
exclusión hay diversas dimensiones:
económicas (capacidad), espaciales
(distancias), temporales (horarios),
sicológicas (personalidad) y las que
son propias del transporte…entonces
uno de los desafíos del proyecto
es lograr vislumbrar las diferencias
entre estos factores para definir
cuánto influye el transporte, el acceso
a la infraestructura o modo de
transporte versus los otros aspectos,
en una situación de exclusión”.
Datos de diversas encuestas de viaje
aplicadas en Concepción y Los Ángeles, así como del último censo,
además de información urbana
(geo referenciada) servirán para
construir estos indicadores que se
concentrarán en viajes vinculados a
actividades de trabajo, de compras,
de educación y salud.
Importantes serán, además, los Sistema
de Información Geográfica
(SIG). “Es una buena plataforma
para compilar e integrar todas las
base de datos…como la mayoría de
los indicadores son de carácter espacial,
buena parte de los cálculos
para la cuantificación se realizan a
través de SIG usando en parte al menos
eso y donde no hay trabajo latinoamericano
al respecto”, explica el
investigador.
Por otro lado, el proyecto se ha planteado
desarrollar un instrumento
orientado a la recolección de datos
para integrar otras actividades: las
sociales, en relación a redes sociales,
y patrones de viajes. “Nos interesa mirar cómo el transporte
y el contexto urbano se relaciona
con la posibilidad de interactuar
con otras personas y acceder,
por ejemplo, a capital social, como
ayuda emocional, ayuda monetaria,
ayuda para solucionar problemas”.
Este punto se enlaza con un proyecto Fondecyt previo, en el que Carrasco
analizó la influencia del mundo relacional
en las formas de movilización
en 4 barrios de Concepción, con distintos
niveles socioeconómico y de
cercanía con el centro de la ciudad.
El académico señala que este proyecto
es consistente con la creciente
importancia que la literatura
internacional ha dado, en el último
tiempo, al transporte como medio
para satisfacer las necesidades humanas:
la capacidad para trabajar,
comprar, hacer vida social y, en general,
participar plenamente en la
sociedad.
Por ello la capacidad de evaluar el
papel del transporte en la exclusión
social a través de indicadores cuantitativos
puede ser una herramientaútil para los tomadores de decisiones,
más aún en un entorno de profundas
transformaciones de las ciudades;
un fenómeno del que no se
sabe si puede contribuir a atenuar
o acrecentar las diferencias entre
quienes tienen acceso a los lugares
y bienes que les aseguran su pleno
desarrollo y quienes enfrentan limitaciones
para hacerlo.
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