El sueño blanco de la Universidad de Concepción
A poco más de 7 años de la firma de la Declaración de Concepción, en que la comunidad científica antártica constataba el bajo apoyo de los fondos nacionales para realizar investigación en la antártica y la reducción de las operaciones de la Fuerza Aérea en esa zona, la idea de revitalizar e incentivar el desarrollo científico en el continente blanco ha cobrado nueva energía en académicos de la Universidad.
Chile mantiene desde 1948 presencia ininterrumpida en la Antártica. Hoy, siempre respetando el Tratado Antártico, la soberanía va más allá de la sola presencia de chilenos en el continente. El paradigma cambió y es el conocimiento del territorio la nueva base de la soberanía nacional.
La UdeC en el círculo polar
Para la Universidad de Concepción la Antártica no es desconocida, académicos se han preocupado constantemente de lo que ocurre al sur del mundo. Víctor Ariel Gallardo, académico de la facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas y vicepresidente del Census of Marine Life, CoML, participó en la primera avanzada universitaria, en 1967, destinada a adentrarse en los misterios y riquezas de la antártica. En esa expedición el investigador realizó un muestreo del bentos para establecer la biodiversidad en el área marina antártica. “La hipótesis era que por ser la antártica muy antigua y de condiciones muy rigurosas pero estables, debería haber una biodiversidad muy alta” recordó.
“A partir de nuestros estudios la Antártica posee cuatro sitios especialmente protegidos de fondos marinos, dos en Bahía Foster (Islad Decepcion) y dos en Bahía Chile (Isla Greenwich), en el archipiélago de las Shetland del Sur aprobados por el Tratado Antártico” indicó Gallardo.
Otro investigador que participó en las primeras incursiones fue Hugo Moyano, académico de la facultad de Ciencia Naturales y Oceanográficas, quien formó parte en el segundo hito de la participación chilena en la Antártica. En su artículo 100 años de briozoología Antártica: Desde la expedición Antártica Belga, 1904, hasta la Conferencia internacional de Briozoología, Concepción, Chile 2004, recuerda los por menores de esta aventura. “Con medios ínfimos, pudo hacerse de una colección de más de 50 especies de briozoos entre otros muchos invertebrados marinos”, señala el artículo aparecido en el volumen 69 de la revista Gayana. En esa expedición se realizaron muestreos alrededor de las islas Shetland del Sur, en el Estrecho de Bransfield, en la Bahía Paraíso y en la Bahía Margarita al sur del círculo polar antártico.
El Instituto GEA ha sido otro de los actores en las pesquisas antárticas, en sus inicios realizó estudios de recursos en la zona antártica. El Laboratorio de Fisiología Vegetal ha centrado su interés en los sistemas de adaptación o tolerancia al congelamiento que han permitido a ciertas especies de plantas vasculares poblar la Antártica.
Otro ha sido el departamento de Ciencias de la Tierra que, junto a investigadores del GEA y de Botánica, ha efectuado estudios sobre la evolución del margen suroeste de Gondwana, a partir de las relaciones florísticas y faunísticas entre Sudamérica y la Antártica.
También en la facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas se han desarrollado experiencias antárticas, el departamento de Geofísica ha mantenido instrumental en la zona para estudiar diversos aspectos de la ionósfera[subir].
La soberanía del conocimiento
La firma del convenio marco entre la Universidad y el Ejército, en septiembre de 2006, abrió nuevas posibilidades de acciones conjuntas. El convenio buscaba potenciar el área académica e investigación, con el propósito de que ambas comunidades buscaran la mejor forma de aprovechar los nuevos horizontes de desarrollo derivados del protocolo.
Con la inquietud de estudiar el comportamiento de microorganismos en ambientes de frío extremo, el académico de la facultad de Ciencias Biológicas, Miguel Martínez, estableció un contacto con el comandante del departamento Antártico del Ejército. La idea de la investigación fue acogida con un convenio que permitió llevar el estudio adelante.
Para lograr los objetivos se conformó GINA, Grupo de Investigación Antártica, equipo en el que participan los investigadores Guillermo Alfaro, del instituto GEA; Hanno Meyer, del instituto Alfred Wegener de investigación polar y marina, Ricardo Barra, del Centro Eula; José Becerra y Mario Silva.
El objetivo de la misión realizada entre enero y febrero pasado fue estudiar en el territorio circunscrito a la base O’Higgins, microorganismos -particularmente bacterias y hongos-, su relación con las edades de los hielos y los niveles de contaminación asociados tanto en los hielos antárticos como a su zona marítima.
Instalados en la base montaron un “laboratorio de campaña”. El material transportado permitió sembrar, procesar y cultivar muestras en terreno y traer los cultivos. “Esto significó ganar tiempo. Allá crecieron las primeras colonias bacterianas antárticas que cultivamos”, indicó Martínez. Los frutos de esta iniciativa, son interesantes para el futuro. “Podrían tener un impacto económico, pues se invierten muchos recursos para calentar los procesos. Con estas bacterias psicrófilas se pueden desarrollar herramientas biotecnológicas puesto que pueden trabajar en muy bajas temperaturas”. Indicó Martínez.
Otras de las iniciativas que se lleva adelante es la del equipo de investigadores que lidera la doctora Mariana Domínguez. Mediante un proyecto de gabinete Inach, trabajan con muestras recolectadas durante la expedición científica Antártica 2006-2007, en la que participó junto al profesor Gerardo González y a un grupo de académicos de universidades malayas, durante febrero de 2007.
Con las alrededor de 400 cepas bacterianas, el equipo de investigadores trabaja en el área de la resistencia antibiótica, abordando los mecanismos involucrados y la producción de compuestos antibacterianos por parte de las bacterias antárticas. Estos compuestos, indicó Domínguez, podría inhibir otros organismos. “Esto tendría bastante utilidad, porque además de ser ensayados sobre cepas controles, podremos ensayarlos sobre un gran cepario hospitalario de modo de probar sus resistencias”, indicó. Uno de los intereses de esta investigación radica en los compuestos con actividad antibacteriana que pudiesen producir las bacterias aisladas en las muestras, esto debido a la experiencia en el área de la resistencia a los antibióticos y a la urgencia de encontrar nuevos antibióticos con actividad sobre bacterias multiresistentes, que constituyen un grave problema en los hospitales de nuestro país y el mundo[subir].
El sueño blanco
La dirección de Investigación, con la idea de potenciar las pesquisas antárticas, invitó a científicos que realizan acciones en el círculo polar a pensar, para un futuro cercano, en la posibilidad de conformar un centro destinado a estudiar la Antártica. La académica Sylvia Palma, de Ciencias de la Tierra, es la responsable de realizar un catastro actualizado de los investigadores que tienen proyectos en la zona, con la idea de que los esfuerzos aislados se potencien.
Jaime Baeza, director de Investigación, señaló que el tema antártico tiene un especial atractivo, tanto para los científicos como para el gobierno. La Universidad de Concepción, a juicio del director, tiene las capacidades para establecer investigación en la Antártica[subir].
Extracto Declaración de Concepción, julio de 2001
La comunidad científica antártica nacional convocada por el Comité Nacional de Investigaciones Antárticas a participar en la "II Reunión Chilena de Investigación Antártica", Concepción 26 y 27 de julio, hace presente su gran preocupación por el futuro de la actividad científica chilena, dado que la Política Antártica Nacional -vigente desde Abril de 2000- no recoge dentro de sus prioridades el desarrollo científico y tecnológico como uno de sus principales objetivos (…) La comunidad científica antártica nacional, manifiesta que la reducción de operaciones en la Antártica de la Fuerza Aérea de Chile, recientemente divulgadas, no debe poner en riesgo la continuidad de la investigación científica nacional. Conscientes de la importancia que tiene el Territorio Chileno Antártico para el país y la necesidad de optimizar los recursos, proponemos concretamente desarrollar un Programa Antártico Nacional Único, coordinado por una instancia que asegure el desarrollo de la actividad científica en la Antártica[subir].
Tratado Antártico
Fue firmado por 13 países el 1 de diciembre de 1959, entrando en vigor el 23 de junio de 1961.
Entre otros aspectos los gobiernos reconocen el interés de de toda la humanidad por la Antártica. Reconocen, también, la importancia de las contribuciones aportadas al conocimiento científico como resultado de la cooperación internacional en la investigación científica.
Indica que el Tratado asegura que el uso de la Antártica es exclusivamente para fines pacíficos y que la continuación de la armonía internacional en la Antártica promoverá los propósitos y principios enunciados en la Carta de las Naciones Unidas[subir].
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