CTI - Salud Consorcio prevé cumplir con sus metas
A dos años de haber sido aprobado, el Consorcio de Investigación Tecnológica en Salud, CTI-Salud, avanza con paso firme concretando sus objetivos y cumpliendo con su cronograma. Los tres proyectos fundamentales que componen este consorcio trabajan en pos de generar desarrollo, investigación científico-tecnológica y comercialización de nuevos productos para su uso en el diagnóstico y la terapia del cáncer gastrointestinal, con énfasis en el cáncer colorectal y de páncreas.
El director científico de Cites, Martín Montecino, señaló que el consorcio coordina los esfuerzos del sector empresarial con el universitario y está concebido de una manera que nos permite funcionar muy bien. Es un proyecto que tiene lo suficiente de académico, para no nos sintamos perdidos dentro, ytambién lo suficiente de empresarial, para que los objetivos se vayan cumpliendo sobre la base de metas y utilizando los recursos adecuadamente”, indicó.
LOS TRES ÁNGULOS
La primera arista del proyecto tiene por objetivo desarrollar adenovectores, virus que puedan entrar a ensayos de fase clínica. Esta iniciativa, señaló Montecino, incluye los productos con mayor grado de avance al momento de comenzar el Consorcio. “Este año se ha avanzado bastante en cuanto al patentamiento de esos productos, su registro en Estados Unidos y, además, ya está en condiciones de entrar en fase de traspaso”. Para lo anterior se construirán espacios específicos en Farmaindustria, una de las empresas asociadas, y se efectuará una serie de estudios de toxicidad para su distribución.
El desarrollo de estos productos se efectuó fundamentalmente con la contraparte del Consorcio en Argentina. Bajo la conducción del doctor Osvaldo Podhajcer, en el Instituto Leloir y del especialista en ensayos de terapia génica, Guillermo Mazzolini, de la Universidad Austral de Buenos Aires, quien además trabaja en la Universidad de Navarra en España, institución que se caracteriza por haber desarrollado profundamente el área bioética.
En la Universidad de Concepción, a cargo de los investigadores Martín Montecino y Giancarlo de Ferrari, se desarrolla el segundo ángulo del Consorcio. Es la arista científica más básica y molecular del proyecto. De esta área también forma parte un equipo de investigadores de la Universidad de la Frontera, parte de ellos se trasladarán en los próximos meses a la Universidad Adolfo Ibáñez.
Esta área trabaja por dos vías. Una que busca detectar marcadores genéticos nuevos mediante un análisis global en tumores gástricos humanos, identificando algunos elementos que permitan a futuro desarrollar nuevas herramientas moleculares para el diagnóstico precoz, clasificación y tratamiento de tumores gastrointestinales.
La segunda, desarrollada en la Universidad de Concepción, involucra una estrategia más dirigida.
“Lo que hemos hecho es identificar y aislar genes humanos importantes en procesos de cáncer. Estamos estudiándolos a nivel molecular, viendo qué componentes dentro de la secuencia de estos genes son los que nos van a permitir construir nuevas herramientas”.
La idea que persigue el equipo científico es usar esta información para construir vectores virales que infecten preferentemente a células de cáncer gástrico. Una vez infectadas éstas introducirán material genético modificado, de manera que sólo dentro de la célula cancerosa se producirán elementos tóxicos para ella, por lo tanto morirá de manera preferencial. “Entre los dos candidatos más fuertes que tenemos hay uno muy interesante, es un elemento nuevo que no ha sido detectado con ningún grupo conocido. Estamos haciendo monitoreo constante y tenemos algunas herramientas que van a permitir, de aquí a dos años, tener un producto nuevo para entrar en etapa de patentamiento”.
Bajo la dirección de los doctores Montecino y de Ferrari, trabajan los doctorando Soraya Bravo y Felipe Nuñez, cada uno trabajando con un gen distinto, junto a ellos, realizando su posdoctorado, Fernando Cruzat.
“De aquí a julio de 2008, los estudiantes se trasladarán a Buenos Aires. Allá introducirán los genes a virus modificados para, de aquí a un año, empezar con los ensayos de toxicidad de estos virus. Vamos a tener completados a nivel celular casi todos los ensayos y estaríamos en condiciones de entrar en una etapa de evaluación en animales”, adelantó el director científico del Consorcio.
El tercer proyecto asociado, tiene que ver con el desarrollo, aislamiento y purificación de elementos antioxidantes, derivados de productos naturales chilenos que tengan impacto sobre el cáncer.
Éste está a cargo de los doctores Juan Hancke y Rafael Burgos, de la Universidad Austral de Valdivia. El objetivo es analizar los extractos de maqui y berries, aislar algunos compuestos con altas capacidades antioxidantes y evaluarlos a nivel celular. La idea es obtener algunos nutracéuticos, compuestos derivados de productos naturales, que puedan ser comercializados principalmente en Estados Unidos y que tengan aspectos benéficos para la salud, sobre todo efectos protectores de cáncer, de alteraciones gástricas o cáncer gástricos. La ventaja de estos productos, explicó Montecino, es que no necesitan pasar por estudios de fase clínica, pues no requieren aprobación de la FDA.
“De aquí a cuatro años más, que es en la que termina la primera fase del Consorcio tendríamos, como nos hemos comprometido, al menos algunas herramientas, una en fase clínica en humanos y la otra lista para entrar en esa etapa”, puntualizó Montecino.[subir] |