Las dos caras
de la vitamina C
Desmitificar el verdadero papel
de la vitamina C como
antioxidante, cuál es su relación
con las células tumorales y los
problemas asociados a su
deficiencia en sectores en
riesgo socioeconómico, es la
apuesta del laboratorio de
Antioxidantes del departamento
de Fisiopatología de la facultad
de Ciencias Biológicas.
Esta línea investigativa está
siendo desarrollada por los
doctores en Biología Celular y
Molecular, Juan Carlos Vera y
Coralia Rivas, quienes durante
más de 10 años se han
dedicado a estudiar esta
vitamina, obteniendo
resultados que podrían
revolucionar las actuales
terapias anticancerígenas, y
María Teresa Chiang, experta
en prevención de aterosclerosis
en escolares.
Actualmente, en el laboratorio,
que integran además 18
estudiantes de pre y posgrado,
se encuentran en ejecución dos
proyectos Fondecyt. Además,
liderados por María Teresa
Chiang, presentaron al Fonis
una iniciativa para estudiar la
deficiencia de vitamina C en
escolares de bajos recursos.
Esto, porque diversos estudios
han revelado que la deficiencia
de vitamina C, exacerbada en
los fumadores, está asociada
a un claro aumento del riesgo
de desarrollar enfermedades
cardiovasculares.
Los estudios de Vera y Rivas
se han orientado a conocer el
papel de los transportadores
de glucosa. En 1993, publicaron
en la prestigiosa revista Nature,
que éstos también eran
responsables del transporte de
la vitamina C.
Reconocidos son los atributos
de esta vitamina en distintas
funciones de nuestro organismo, explica Vera.
Variados estudios avalan sus
propiedades contra el resfrío,
problemas cardíacos, el
envejecimiento celular y el
cáncer, entre otras. Muchos
investigadores, frente al cáncer
proponen aumentar el consumo
de vitamina C como una
manera de contrarrestar los
negativos efectos de las
terapias y elevar las defensas
del organismo evitando la
oxidación celular. Sin embargo,
los estudios realizados revelan
que en vez de aumentar la
muerte de las células
tumorales, la vitamina C las
hace más resistentes al estrés
oxidativo, incluyendo la
quimioterapia y la radiación. [subir]
Transportadores
y reductasas
Pero ¿por qué las células
tumorales son más resistentes?
Hasta el momento se sabe que
las células tumorales captan
más vitamina C que las
normales, por lo que su
resistencia al estrés oxidativo
es mayor. ¿Cómo lo hacen?
Los seres humanos somos
incapaces de sintetizar la
vitamina C, por lo que debemos
adquirirla de nuestra dieta. Para
llegar a la sangre debe ingresar al intestino y pasar a todas las
células y tejidos del organismo.
Ingresar la vitamina C a la
célula es tarea de los
transportadores, de los cuales
se estudian dos familias, los
GLUTs (que transportan glucosa
y la vitamina C oxidada) y los
SVTC (que transportan la
vitamina C reducida, el ácido
ascórbico), señala Vera. Lo que
queremos saber es cómo éstos
se expresan y funcionan en las
células normales y tumorales.
Hasta el momento, con estudios
bioquímicos y de biología
celular y molecular en células
de cáncer de mama, próstata,
colon, leucemia y melanoma,
sabemos que en ellas existe
una sobreexpresión de
transportadores de vitamina C.
Estas células contienen también
glutatión, un antioxidante cuyo
papel central es la
neutralización de compuestos
tóxicos (o detoxificación); la
vitamina C, en tanto, actúa
como el mecanismo primario
de defensa de estrés oxidativo.
Ambas actividades son
complementarias y dan como
resultado una célula altamente
resistente a la oxidación.
Entonces, ¿cómo obtiene una
célula más vitamina C?
Aumentando la cantidad de los
transportadores pero también
elevando la de reductasas de
vitamina C, que son las que
permiten que el ácido
deshidroascórbico –resultante
de la oxidación del ácido
ascórbico- se recicle y se
mantenga en su estado
reducido, como ácido ascórbico.
De paso, la vitamina C es
también fundamental para el
reciclaje de la vitamina E, otro
importantísimo antioxidante
biológico. [subir]
Conciliar lo positivo
y lo negativo
El problema que surge
entonces, argumenta Vera, es
conciliar el papel vital de la
vitamina C contra la oxidación
en las células normales, versus
su propiedad de volver mucho
más resistentes a las células
tumorales.
¿Cómo hacer posible que sólo
las células normales capten
vitamina C? ¿Cómo disminuir
simultáneamente el contenido
de glutatión y vitamina C en
las células tumorales? Sólo así
se volverían altamente
sensibles al estrés oxidativo y
a terapia antitumoral.
Una estrategia posible es
disminuir el contenido de
vitamina C en todo el
organismo con una dieta libre
de ésta, ya que una caída
temporal de su contenido no
afecta mayormente a un
individuo. La tarea no es fácil,
argumenta Vera, ya que la
vitamina C “es un agente
protector del organismo y lo
que nosotros buscamos es
disminuir la protección
reduciendo su contenido en la
célula, porque necesitamos
células tumorales menos
protegidas, más susceptibles.”
Encontrar la manera de inhibir
la función de los
transportadores de vitamina C,
o bloquear el proceso de
reciclaje de ácido
deshidroascórbico, son los
actuales desafíos. Hasta el
momento se ha identificado
una familia de inhibidores de
origen natural y también
sintético.
Además del equipo de
profesores y estudiantes que
conforman el laboratorio de
Antioxidantes, éste funciona en
red con otros investigadores
chilenos y extranjeros, y cuenta
con tecnologías de frontera
como por ejemplo una máquina
de PCR en tiempo real, para la
determinación cuantitativa de
la expresión de genes.
Fruto de sus resultados ha sido
el reciente otorgamiento, en
Estados Unidos, de una patente
para un método que permite
aumentar los niveles de
vitamina C cerebral,
aumentando así la protección
a enfermedades como el infarto
cerebral. Todo esto
acompañado de numerosas
publicaciones en revistas
científicas de primer nivel.
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