Marcadores químicos y genéticos
Vinos chilenos con cédula de identidad química

No existe en la actualidad una metodología -validada científicamente- que permita verificar el cepaje de los vinos producidos en nuestro país.

Aún cuando en la última década, la producción y exportación de los vinos chilenos se incrementó enormemente, convirtiendo esta industria en una de las actividades económicas con mayor proyección, los productores ya han visto rechazadas algunas de sus partidas -sobretodo en Europa- por considerar que no cumplían ciertos patrones característicos atribuidos a sus cepas.

Para prevenir que esta situación haga decaer el auge alcanzado en el sector, y para asegurar, mantener y expandir los mercados conquistados, investigadores de las facultades de Farmacia, de Ciencias Naturales y Oceanográficas y de Ciencias Físicas y Matemáticas trabajan, desde el año pasado, en la generación de un banco de datos de marcadores químicos y genéticos de vinos tintos chilenos, que permitirán su diferenciación y clasificación según cepaje y denominación de origen. Con ello se espera fortalecer su competitividad en el mercado externo y hacer sostenible en el tiempo la industria vitivinícola nacional.

La investigación se enmarca en el proyecto Fondef Diferenciación de los vinos tintos chilenos en el mercado mundial, mediante la determinación de marcadores moleculares característicos en cuanto a cepa y origen, iniciativa en la que participan –junto a la Universidad- el Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, Centro Regional La Platina; la Sociedad Vinícola Miguel Torres; la Viña Concha y Toro; la Sociedad Agrícola Requingua y la Cooperativa Agrícola Vitivinícola de Cauquenes. [subir]

Impacto económico y social

Hasta el momento, el avance de la investigación -que involucra aspectos de análisis químico instrumental avanzado y análisis quimiométrico- ha sido “satisfactorio”, según lo calificó el director de proyecto, Dietrich von Baer. El desarrollo de las metodologías de análisis de los antocianos, flavonoides y ácidos orgánicos está concluyendo, y la identificación del cepaje que está llevando a cabo INIA La Platina, se encuentra en la etapa de diferenciación a nivel de variedades.

Von Baer destacó además que, debido a la diversidad de sectores que forman parte de la cadena productiva del vino, la iniciativa generará fuertes impactos económicos y sociales positivos para el desarrollo de la actividad en el país.

El principal de ellos radica en la obtención de bases técnicas rigurosas que sustentarán una diferenciación del vino chileno en el mercado mundial, lo que derivará en una mejora en la imagen de Chile frente a sus potenciales clientes, quienes ahora lo verán como un productor de vinos de reconocida y comprobable calidad. Gracias al moderno sistema de verificación con que se contará, será posible detectar oportunamente posibles adulteraciones, hacer sostenible en el tiempo su presencia en Europa y aumentar las exportaciones.

El crecimiento del sector vitivinícola trae de la mano el crecimiento de otros sectores anexos que participan en la cadena productiva, tales como el transporte y la construcción. Por último, no menos importante será el aumento en la demanda de mano de obra en las cosechas, lo que contribuirá a mejorar el nivel socioeconómico de muchas familias rurales.

Con todo esto, el interés que ha despertado la investigación, tanto en Chile como en el exterior, ha fortalecido el proyecto, agregó von Baer, lo que significado apoyo en equipamiento e interés de alumnos extranjeros por realizar su tesis sobre el tema. “Estos hechos demuestran el buen nivel que ha alcanzado el equipo de investigadores y la trascendencia del tema”, puntualizó. [subir]