Concretando
la innovación
En su edificio situado en el Campus de la Universidad, Ideaincuba concentra la infraestructura y servicios básicos para atender los requerimientos de los emprendedores.
El camino de convertir una idea en un negocio rentable, en ocasiones es largo y tortuoso, sobre todo si no se conocen los mecanismos, procedimientos e instrumentos, para hacer de un proyecto una realidad tangible y si no existe, en la sociedad en su conjunto, un adecuado desarrollo de la capacidad de emprender.
Pero, afortunadamente, la Universidad ofrece un camino más llano para que los emprendedores materialicen sus proyectos. Desde fines del año pasado cuenta con un programa especial, destinado a crear las condiciones y capacidades para transformar ideas innovadoras en productos o servicios con valor agregado. El programa de Incubadora de Empresas de Alta Tecnología, que funciona
al amparo de la dirección de Investigación bajo el nombre de Ideaincuba, tiene por objetivo crear empresas, negocios y servicios a partir de desarrollos efectuados por investigadores universitarios, trabajos de titulación, tesis y proyectos de estudiantes, innovaciones de profesionales independientes o empresas.
Según el director general de Ideaincuba, el ingeniero Marcelo Molina, la puesta en marcha de la incubadora, además de hacer realidad una aspiración existente desde hace años en la institución, responde a los objetivos de un programa universitario más amplio -que cruza todas las carreras- orientado hacia el desarrollo de la capacidad emprendedora de sus estudiantes, académicos e investigadores.
Por eso, Ideaincuba apuesta a iniciativas de base tecnológica, que consideren el conocimiento como elemento diferenciador y que contribuyan a la formación de un nuevo tipo de empresario, que valore el rol que la ciencia y la tecnología puede tener en el desarrollo de la región y el país.
La iniciativa –administrada por un directorio que integran representantes académicos y del sector productivo- cuenta con financiamiento del Fondo de Innovaciones Tecnológicas de CORFO (FDI) e Innova Bío Bío y está integrada a la red de incubadoras de la región que coordina INTEC. [subir]
El proceso
La incubación es un proceso que se lleva a cabo en un ambiente protegido, donde los emprendedores reciben apoyo y orientación para transformar una idea en una empresa o servicio tecnológicamente avanzado.
Este apoyo, que se brinda en función de la etapa de desarrollo del proyecto, puede traducirse en asesoría para la constitución y gestión de sociedades, infraestructura física, servicios básicos, red de contactos, búsqueda de socios y financiamiento, definición de estrategias, negociación de contratos, entre otros, destinados a asegurar el desarrollo de la empresa, sin los riesgos iniciales de salir al mercado en forma independiente.
El proceso parte con la postulación del proyecto a la incubadora, a través del formulario básico disponible en internet (www.udec.cl/incuba).
La idea es evaluada por profesionales competentes, quienes determinan si se ajusta a los objetivos de la incubadora.
En este caso puede comenzar la fase de preincubación, que consiste en la elaboración y evaluación del plan de negocios, período que se extiende hasta 6 meses.
Luego comienza la incubación: la empresa ya cuenta con un plan de negocios aprobado y una sociedad constituida para operar, por un máximo de tres años, en forma protegida, ya sea bajo la modalidad de residente (la empresa ocupa instalaciones de la incubadora) o no residente (no requiere de espacios en la incubadora, pero sí sus servicios). Al término de este período, la empresa obtiene la graduación, dejando legalmente la incubadora para funcionar de manera independiente, aunque continúa ligada a ella a través de un programa de seguimiento y control. [subir]
Incubados
En 9 meses de funcionamiento, el programa ha evaluado 70 iniciativas; 14 de ellas se encuentran elaborando su plan de negocios y un número igual está en incubación.
Dentro del último grupo, Sicom S.A es el proyecto pionero. Constituida por los ex alumnos de ingeniería eléctrica Javier Palacio, Carlos Bay Schmith y Felipe Elso, la sociedad partió en julio de 2001, pero sus integrantes demoraron cerca de 5 meses en definir un producto que los identificara.
Finalmente se decidieron por el diseño y fabricación de productos electrónicos basados en la tecnología digital LED (Light Emiting Diode). Así, desarrollaron el prototipo de una ampolleta para semáforos que consume 90% menos de energía que la tradicional, con una vida útil de 10 años –las que se usan hoy duran 3 meses- y que no requiere mantención.
Con fondos de Innova Bío Bío –al que fue postulado el proyecto- llevaron la fabricación a nivel de producto –que se probó en varias ciudades- y lograron establecer una alianza estratégica con Asitec Ltda., empresa que se encargará de comercializar la ampolleta en todo el país.
Adicionalmente a este producto aplicado a las señales de tránsito, la empresa puede abarcar otros ámbitos de acción como las pantallas eléctricas (tableros de mensaje variable y deportivos) e iluminación pública.
Los noveles empresarios están, ahora, en la búsqueda de capital de riesgo, para crecer en infraestructura y expandir su negocio. |