INVESTIGACION
Concepciones
del
alumnado
respecto
a
la
docencia
clínica: Mónica Illesca P.,
1 Daisy Cabalín S., 2 Mirtha Cabezas G., 3 Katherine Aguayo O.,4
Introducción:
La formación de profesionales está fundamentada en
el análisis de cambios sociales y necesidades futuras de nuestra
sociedad, anticipándose a cuál será la función de la institución
educativa y del profesorado.
SUMMARY STUDENTS CONCEPTIONS ON CLINICAL TEACHING Introduction:
Professionals training is based
in the analysis of social changes and future needs in our society,
anticipating what will be the educative institutions and teachers role.
INTRODUCCIÓN La formación de profesionales, está fundamentada en el análisis de los cambios sociales y de las necesidades futuras de nuestra sociedad que suponen procesos vertiginosos anticipando así cual será la función de la educación, de la institución educativa y del profesorado en ese nuevo marco. En el contexto de la formación, lo habitual en los Planes de Estudio de las Carreras del área de la salud es considerar, con especial énfasis, las experiencias clínicas. Estas se materializan adquiriendo sentido y significado desde el inicio de las prácticas de formación de pregrado, realizadas en diversas instituciones de atención de salud. Es una práctica compleja y multifuncional que desempeña distintas acciones con relación al sistema social y sanitario (1). El estudiante asume un rol activo en su proceso de formación donde se enfrenta a una circunstancia social-cultural en un tiempo determinado, considerando la reflexión en la acción (2,3). Se
estima que en estas prácticas educativas los educandos adquieren
aprendizaje significativo en los dominios conceptuales (aprender y
saber), procedimentales (saber hacer) y actitudinales (saber ser y
estar). En otras palabras, lograr competencias genéricas y
disciplinarias como futuros profesionales. Durante
esta práctica, los estudiantes son monitorizados por profesionales de
la respectiva disciplina, responsables de facilitar el proceso enseñanza-aprendizaje,
quienes no necesariamente tienen la formación en esta área. Además,
el desafío de propiciar el desarrollo de competencias genéricas y
disciplinarias es mayor ya que el ambiente de aprendizaje generado en la
realidad de un centro de salud, es totalmente diferente al que existe en
el aula, el cual es diseñado para el cumplimiento de objetivos
determinados. Así
como los educandos desarrollan las competencias ya señaladas, los
docentes también deben estar capacitados en los dominios del ser, saber
y saber hacer. Scriven (4) (1997) y Jiménez (5) (1999), consideran atributos fundamentales para el quehacer de la práctica educativa las siguientes dimensiones: 1.
Qué
debe saber el docente
(investigación y producción de conocimiento, teorías pedagógicas,
metodologías de enseñanza y cultura organizacional de la institución). 2.
Qué
debe saber hacer (método,
tecnologías, competencias didácticas). 3.
Cómo
debe ser y comportarse
(relaciones, habilidades sociales, actitudes personales con pares,
estudiantes). 4. Saber aprender, lo cual se está convirtiendo en el aspecto más importante del profesor en estos momentos. Las dimensiones de esta categoría se refieren a la participación en proyectos de mejora de la calidad docente, a los procesos de autorregulación de la propia práctica y al trabajo colegiado con otros académicos. En este sentido, Carr y Kemmis (6) (1988), plantean que los educadores dedicados a la práctica de la educación deben poseer fundamentos que estructuren sus actividades y guíen sus decisiones. Establecen que la práctica es producto de un comportamiento debidamente meditado que existe en forma separada de la teoría, a la cual se puede aplicar una teoría. En otras palabras, los docentes deben tener preliminarmente alguna comprensión de lo que hacen, creencias según las cuales sus prácticas adquieren sentido y algún tipo de conocimiento que les sirva para explicar u orientar su conducta. Esta conceptualización ha cobrado sentido al aplicarla a un problema educacional concreto, como son las opiniones informales de los estudiantes de Enfermería, quienes expresan ciertas diferencias en la supervisión del quehacer clínico diario, situación que no se resuelve con el descubrimiento de un nuevo saber, sino con la adopción de una línea de acción, que permita mejorar la práctica docente. Convencidos
de la importancia de la investigación educativa como una estrategia de
mejoramiento (8) y con el
propósito de contribuir a mejorar la calidad de la docencia clínica de
la Carrera de Enfermería de la Universidad de La Frontera, se propone
realizar un estudio con alumnos de tercer año, condicionado por la definición del campo del
problema: concepciones
del alumnado, respecto
a las características que debe
tener una enfermera/o para la supervisión clínica, constituyéndose
esto último como el objetivo general del trabajo. Para estos efectos se establece una investigación etnográfica educativa, con enfoque interpretativo, también denominada cualitativa o fenomenológica, basada en la perspectiva hermenéutica y émica relacionada directamente con el carácter reflexivo desde el punto de vista del informante (9). Para la recolección y análisis de la información se utiliza la técnica de Redes Semánticas Naturales (10). La decisión de optar por este método, se basa en la naturaleza del objeto de estudio: reconstruir las formas de sentir, pensar y actuar de los estudiantes con respecto al tema a investigar (11). La etnografía educativa se centra en explorar lo que acontece cotidianamente en el centro educativo, de manera de aportar datos significativos de la forma más descriptiva posible para luego interpretarlos y poder comprender e intervenir del modo más adecuado en ese nicho ecológico que es el aula (12). Los datos tratan de los diferentes escenarios donde tienen lugar las distintas interacciones, de los valores, actividades y expectativas de todos sus participantes (docentes, alumnos e investigadores) (13). La perspectiva etnográfica consiste en describir y reconstruir analíticamente los escenarios y grupos que protagonizan y participan de las prácticas educativas, en sus diversas formas, poniéndolas en un registro lingüístico que permita a sus lectores representárselos tal como apareció ante la mirada del investigador, se sostiene en la posibilidad de registrar las cualidades de lo educativo, sin perjuicio de cuantificar los aspectos que se reconozcan como cuantificables (14). En
forma específica, este estudio propone indagar la opinión de los
estudiantes del tercer año, quinto nivel, en relación a cuáles son
las características que deben tener las enfermeras/os que realizan la
supervisión clínica; detallando las más importantes, para al final
del estudio socializar los hallazgos a nivel del grupo curso.
MATERIAL Y METODO La investigación etnográfica educativa planteada tuvo como objeto de estudio a los alumnos de Enfermería, quienes a partir de sus historias personales y colectivas proporcionaron información válida con relación a las características que debe tener la enfermera/o que realiza supervisión clínica. La muestra seleccionada, de tipo no probabilística, se conformó con cuarenta estudiantes, cuyo criterio de inclusión fue pertenecer al tercer año 2006, primer semestre, quinto nivel académico, cursando el Módulo integrado Enfermería en el Adulto I y la disponibilidad horaria para participar en la investigación. Mediante autorización previa y participación voluntaria se aplicó como instrumento para recolectar la información y su análisis posterior, la Técnica de Redes Semánticas Naturales (10). Dicha técnica consiste en solicitar a los sujetos que definan “características
que debe tener una enfermera/o para la supervisión clínica” con
diez palabras sueltas que podrían ser verbos, adverbios, adjetivos,
sustantivos o pronombres, sin utilizar artículos o preposiciones. Lo
que en este procedimiento se denomina el “estímulo o reactivo”. A
la vez se pide que asignen a cada palabra definidora un número del
uno al diez, siendo el número uno el que mejor define la pregunta-estímulo
y el número diez el que más se aleja de ella. En
la práctica y previo a la aplicación de éste, se explicó a los
participantes la forma de cómo deberían contestar la pregunta-estímulo:
respuesta individual, señalando diez características que
consideraran debe tener una enfermera docente para supervisar las
experiencias clínicas, en cinco minutos como límite de tiempo, para
luego jerarquizarlas de uno a diez, de acuerdo a la importancia
atribuida (uno la más importante, diez la menos importante). En el análisis de datos se siguió el esquema propuesto en la Técnica de Redes Semánticas Naturales (10) para obtener cuatro indicadores principales: §
Valor
J: total de las palabras
definidoras que fueron generadas por los sujetos. Este valor es un
indicador de la riqueza semántica de la red. §
Valor
M: resultado que se obtiene de
la multiplicación que se hace de la frecuencia de aparición (FA) por el
valor semántico (VS), para cada una de las palabras definidoras generadas
por los sujetos. Teniendo en cuenta que con fines de analizar en forma lógica
la información obtenida, se hace una conversión de las jerarquías que
fueron asignadas por los sujetos, al valor semántico (VS) que les
corresponde, tomando como base que, la jerarquía 1 vale 10 puntos, la 2
vale 9 puntos, la 3 vale 8 puntos, la 4 vale 7 puntos y así
sucesivamente. El valor M es un indicador de peso semántico obtenido para
cada una de las palabras definidoras. §
Conjunto
SAM: es el grupo de las doce palabras definidoras que obtuvieron los mayores
Valores M totales. §
Valor
FMG: valor que se obtiene para
todas las palabras definidoras que conforman el Conjunto SAM, a través de
una regla de tres, tomando como punto de partida la palabra definidora con
el valor M más grande, que representa el 100%. Este valor es un indicador
en términos de porcentajes, de la distancia semántica que hay entre las
diferentes palabras definidoras que conformaron el Conjunto SAM. Confiabilidad y validez del instrumento: como una forma de asegurar que los resultados de la investigación
no fueran
el producto de una sola fuente o sesgo del investigador, y transformar
el dato a una información de la realidad, la validación de
los datos se llevó a cabo mediante la triangulación por
investigadores y experto, quienes a través del debate, contraste y
discusión de los hallazgos, contrastaron los diferentes puntos de
vista que tenían los implicados sobre la realidad (15). Finalmente se
elaboró un set de información definitivo que reflejó la
coincidencia de los significados de todos los autores que participaron
en el estudio. Aspectos Éticos y Confidencialidad: al momento de iniciar el estudio, se realizó una presentación clara y sintética acerca de los reales alcances y principales objetivos de la investigación. Se declaró el compromiso de los investigadores en atención a mantener la confidencialidad de la información, la cual no sería discutida con personas ajenas al equipo, salvo para fines de difusión en eventos científicos. Es importante destacar que los sujetos investigados tuvieron libertad de elección para participar mediante la firma de un Consentimiento Informado (16). Dentro
de la investigación, el código de Bioética desarrolla tres de sus
componentes: Principio de Autonomía o respeto hacia las personas,
Beneficencia y Justicia que están estipulados en el informe Belmont
de 1978. En
el principio de Autonomía: los estudiantes participaron en la
investigación en forma totalmente voluntaria, resguardando su
individualidad y asegurando su autonomía en la toma de decisiones a
través del Consentimiento Informado. La
Beneficencia: se buscó a través del bienestar de los estudiantes, ya
que los resultados del estudio van en directo beneficio de los alumnos
de la Carrera de Enfermería, para la mejora de la supervisión clínica
y no para realizar intervenciones que puedan dañarle. El
término de Justicia: se tuvo presente al otorgar un espacio de
expresión no coercitivo al alumno, acción infrecuente en la práctica
educativa.
RESULTADOS Los
40 estudiantes que participaron en el estudio generaron un Valor J de 66
palabras definidoras. A cada una de estas palabras se le calculó el Valor
M. Del total de estos Valores M se escogieron los doce más altos, para
determinar el Conjunto SAM, calculando al final de este proceso el Valor
FMG. La tabla 1
presenta el Conjunto SAM. Tabla 1. Conjunto SAM
SAM y FMG: explicación en texto *. Se observa
en la tabla que la empatía logra el 100% y la autocrítica del docente
supervisor de clínica un 18,9%
DISCUSIÓN Dado
que el Conjunto SAM representa las 12 palabras definidoras que obtuvieron
los mayores valores M totales, se puede inferir que: §
La “empatía” es una
característica primordial en una enfermera/o para la supervisión clínica,
así como “respetuosa”, lo que refleja que los estudiantes confieren
mayor importancia a las competencias genéricas de “relaciones,
habilidades sociales, actitudes personales con pares, estudiantes”,
de la dimensión de Scriven (4) y Jiménez (5) “como debe ser y comportarse” §
La palabra
“conocimientos” referida a lo disciplinar, se aleja en un 52,9 % de
competencias genéricas, dando claras luces que para el alumnado, así
como para los usuarios del sistema sanitario, cobra mucha importancia el
factor “humanismo” en toda acción que involucre seres humanos. §
Cabe destacar que las
palabras “buen evaluador” con un 41,8 % y “formación docente” con
el 23%, no son consignadas por los educandos con un peso semántico
similar, de lo que se podría inferir que les interesa más la calificación
obtenida por ellos que la preparación del académico en el área
educativa. §
De los resultados, causa
asombro que la “autocrítica”, sea un factor irrelevante, siendo uno
de los valores que permite la autorregulación de la práctica en el
proceso enseñanza aprendizaje. En otras palabras el “saber
aprender"
(4) para el docente no es considerado por parte de los estudiantes.
CONCLUSIÓN Esto revela un real aprecio a la relación humana entre educando y profesora/or (17), por sobre el conocimiento científico y formación docente de la persona que está realizando esta práctica educativa. La reflexión que se puede hacer derivado de estos resultados y, además, de lo que la sociedad demanda de los profesionales de la salud es contradictoria a los indicadores de calidad utilizados en estos momentos por las universidades, que deben priorizar al momento de la contratación los grados académicos sin considerar las dimensiones del saber ser, saber estar y del saber aprender. Con este estudio se pretende abrir una línea de investigación educativa en la Carrera de Enfermería, con el propósito de tener una estimación de la percepción de los educandos en los diferentes niveles curriculares para sugerir estrategias de mejoramiento (18). Finalmente,
progresar en calidad educativa permite que el alumnado aprenda, en un contexto
apropiado, lo que se estipula debe aprender, con contenidos que respondan a lo
que el individuo necesita para desarrollarse como persona intelectual,
afectiva, moral y físicamente, y para actuar con eficiencia en ámbitos político,
económico y social, respaldado por un cuerpo docente preparado en lo
emocional y disciplinar para la tarea de enseñar, con estrategias didácticas,
recursos materiales, físicos y bibliográficos acorde a los tiempos.
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J. El cambio educativo desde la investigación-acción. Tercera edición.
Madrid: Morata 2000.
1
Enfermera,
Magíster Pedagogía y Gestión Universitaria. Oficina de Educación en
Ciencias de la Salud (OFECS). 2
Profesora de Estado, Magíster
Pedagogía y Gestión Universitaria. Oficina de Educación en Ciencias de la
Salud 3
Químico Farmacéutico,
Diplomada en Pedagogía y Gestión Universitaria. Oficina de Educación en
Ciencias de la 4 Estudiantes Tercer Año 2006, Carrera de Enfermería Facultad de Medicina, Universidad de La Frontera.
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