g Cuento
Intro Análisis Texturas Contexto Nosotros

A-03

Abraham Villaseñor

 
IMPOTENCIA


Saber que todo lo que se diga ya está dicho.
Saber que se ha mirado desde todos los ángulos.
Saber que ya no hay formas dónde apuntar lo nuevo.
Saber que si eso es nuevo pasa a ser perecible.

Saber
que con nadie de aquí podrá crecer un diálogo.

Saber que nada encaja en ningún sitio.
Que sólo habrá sentido para asuntos triviales.
En frases anodinas.
En expresiones burdas.
En gestos conocidos y aceptados por todos.
En un ambiente estúpido. De muebles satisfechos.

Saber que sigo solo. Entre papeles.

Escribiendo unos versos que nunca serán vistos.

 

AMANECER EN EL HOSPITAL PSIQUIATRICO


Todavía no hay horas.

Está lloviendo sin que nadie sepa.

Ruido lento al llegar.

La lluvia cae débil.

Casi quiere aclarar.

Ya sólo se repasan los sonidos.

La lluvia cae tenue.

Es rumor indeciso.

Está lloviendo. Aún nadie lo sabe.

 

OTRO VECINO MAS


El me mira feliz. Con sus ojos de idiota.
Lo veo sin saber la cara que le pongo.
Tiene veintidós años. Está frente a mi cama.

Sigue insensible entero porque llegó dopado.
Y lo inyectan igual. Tienen que mantenerlo.
No sabe dónde está, ni le importa, tampoco.

Pusieron unas sábanas a manera de biombo
y le traen comida para ver qué resulta.
Mete la mano al plato, ensucia el catre entero.

Otro enfermo ha venido. Le trae dos pastillas.
El las cambia por ropa, se las traga sin ver.
Y me vuelve a observar con sus ojos de idiota.
Lo miro sin saber qué otra cara le muestro.
Y, aunque nada autorice, quizás por puro susto,
se me ocurre meterlo adentro de un poema.

 

VUELO


Hay sólo una ventana.

Por donde las palomas no reflejan el sol
al llevárselo puesto entre los aleteos.

Por sobre las cornisas de las casas.
Entremezclando luces.
En su búsqueda tierna por alcanzar alturas.

Quizás yo me asemejo a esas viejas palomas
miedosas de posarse en los techos ajenos.
Porque no tengo a nadie.


Detrás de la ventana,
sólo queda el oscuro trajinar de arreboles
arrancados, ya idos por entre la persiana
alejándose, siempre, por entre cada cerro
hasta acostarse solos por entre el último árbol.

En una eterna búsqueda de una paz y un reposo.

Pasa el tiempo y, cansado, libero las palomas
al extender las manos semillando los surcos,
alargando los brazos abiertos de aleteos,
lejos de las cornisas.

Quizás vaya contento. A lo mejor, yo puedo
abandonar la clínica, dejar los edificios,
descansar la mirada como unos pies desnudos.

Y porque no voy solo.

Me he llenado de plumas para poder volar.
Me he dejado caer sabiendo que me elevo.

He llegado hasta el cerro con los ojos abiertos
y comienzo a planear
llenándome de arrullos, de palomas, de alas.

Yo sé que subiré. No sé cuándo.

No importa.

 

PRESUNCIONES

Acaban de traerlo. Se defiende.
Aduce que, por otras situaciones,
hay gente que ha insistido hasta internarlo.

Alega estar muy sano y parece que es cierto.

Lo van a dejar solo.

Comenzará a pensar. A buscarse respuestas.

Puede que lo aseguren en la cama.

Luego, curas de sueño.

Al despertar, un día, se encontrará aislado.
Intentará decir sus argumentos.
Quizás lo escucharán otros internos.

Después vendrán las rondas de los profesionales.

Exhibirán su caso a los niños en práctica.
Todos repetirán que es un enfermo.
Recetarán más días bajo el sueño.

Sabrá que lo enclaustraron, que está solo.

Empezará a pensar entre tinieblas.
Pasarán las semanas. Permitirán visitas.
Alegará estar sano.

Y se sabrá que no. Que ahora no es tan cierto.

A-03 Abraham Villaseñor

 

Poeta penquista

 


CASA LITTERAE ® |derechos reservados | indexada por Latindex, LatAm studies& Conicyt 2009