Colaboración

La Globalización: evoluciones por allá, involuciones por aquí.
Oscar Sáez Morán
 
 
La globalización ha llegado. Connotados voceros y líderes de opinión expresan la inevitabilidad de este  proceso, que nos traería más variedad y menor costo de algunos bienes y servicios. Constataciones claras y elocuentes son que las cosas parecen ser de calidad sólo cuando son importadas o de exportación, que en la publicidad de viajes algunos hablan de millas en vez de kilómetros, que escuchamos otros mensajes comerciales  recitados en castellano con acento norteamericano, que ponemos precios en dólares, en fin... Aparejado con ello, la amenaza de la pérdida de algunas actividades locales para las que seríamos menos competitivos que los extranjeros, y con ello tal vez algunos jirones de cultura local serán barridos por el viento.

Dado que en este momento parece no haber contrapeso a la aceptación ciega de la globalización deseo hacer ver algunos puntos que pueden ser negativos o al menos potencialmente negativos para países como el nuestro.  En el entendido de que no niego que la globalización esté siendo explosivamente internalizada en Chile, y que acepto que, en muchos casos, será beneficiosa para el consumidor final. 

1. Esta es la auténtica globalización. 

No es la primera vez que la humanidad se enfrenta a globalizaciones, en el sentido de que todo el territorio habitable por un observador se encuentra regido por un mismo cuerpo de convicciones, normas de comportamiento, conocimiento técnico, de hábitos e incluso de lengua, que sustituyeron en su momento  las prácticas locales. La más conocida por nosotros fue quizás el “Mare Nostrum”, pero están también el imperio chino (los chinos denominan a China “el país del centro”) y el imperio egipcio,  en múltiples etapas de sus historias, y otras. Me refiero a los largos períodos, de varias generaciones humanas, en los que pareció que ya nada iba a pasar, salvo la simple administración de las cosas. O sea el fin de la historia a la vuelta de la esquina.Tal vez en el horizonte alguna nubecita apenas se divisaba, pero eran asuntos de bárbaros desorganizados y totalmente bajo el control. del poder central. Las nubecitas fueron en cada  caso los godos, los mongoles, los hititas, pero no viene al caso escarbar en esos detalles. La característica esencial  de la actual globalización  es su radicalidad: todo el territorio conocido por la humanidad está al alcance de la mano - o por lo menos de la oreja - del mundo,  sin que quede ya espacio por ocupar o descubrir. Los hechos y las anécdotas que lo corroboran abundan: los arrieros que mediante su teléfono celular logran que los rescaten de un incendio forestal, la aceptación o rechazo de un cheque por una casa comercial consultando remotas bases de datos, las compras electrónicas hechas entre cliente y proveedor separados por continentes pero unidos por Internet, la observación en línea de conflictos militares que ocurren en las antípodas. Vivimos, sin duda,  tiempos que los norteamericanos podrían describir como del Aether Nostrum. Muchos vaticinaron que el centro de gravedad de la economía y la cultura debía radicarse en el Océano Pacífico, después de su peregrinación del Egeo al Mediterráneo y luego al Atlántico. Parece que se  irá directo al espacio. 

2. Globalización y ancho de banda

Las comunicaciones entre la periferia y el centro jugaron siempre un rol importante en la consolidación y operación de un imperio o una cultura. Las comunicaciones marítimas o terrestres (“todos los caminos conducen a Roma”) fueron un ingrediente esencial. Los caminos romanos, los caminos de los incas y sus sistemas de mensajería, el ferrocarril en los Estados Unidos, todos son elementos inseparables del ejercicio de la relación centro - periferia. Hoy en día la comunicación a través de telefonía, Internet, televisión de alta definición, etc., son la Via Appia del mundo globalizado actual. Este mundo no es uniforme, y no lo será en un futuro previsible. Hay un centro menos materializable que antes y una periferia más o menos difusa que en algunos casos está dando lugar a la emergencia de un cuarto mundo. Los negocios y los conflictos, económicos o militares, están siendo manejados mediante comunicaciones electrónicas. 

Hasta ahora, y ya por varios años, hemos dispuesto en Chile de sistemas computacionales cuyo “ancho de banda” o capacidad de comunicación es de 100 o 200 kilobits efectivos por segundo.
En una página tamaño carta caben unas 50 líneas con unos 100 caracteres por línea, o sea unos 5.000 caracteres en total. La representación de estos caracteres requiere - grosso modo - 10 bits por carácter, o sea 50.000 bits. O sea, en uno o dos segundos este  artículo completo puede ser enviado a través de este tipo de red. Ahora bien, muchas empresas e instituciones como las universidades disponen de redes de comunicación de 1 a 10 Megabits por segundo, en las cuales la transmisión de este mismo documento toma 1/200 segundos. Entel está instalando y comercializando sistemas de comunicación con un ancho de banda de hasta 2 o 5 Gigabits por segundo, para lo cual adquirió un sistema que internamente opera a más de 10 Gigabits por segundo. La Internet II, en proceso de definición e implementación, maneja este tipo de velocidades. A 10 Gigabits por segundo, este documento requiere 1/200.000 de segundo para su transmisión. Un libro de texto corriente, de tamaño equivalente a mil de estas páginas, podrá transmitirse en un diezmilésimo de segundo. Esta misma capacidad, y las que vendrán, permitirán la transmisión de imagen, voz y datos, con mucho mayor seguridad y economía que en la actualidad, haciendo que la realización de entrevistas, videoconferencias y aula virtual sea pronto algo común.

No hay razón para que este desarrollo no favorezca, como en el pasado, al centro, por difusa que su ubicación geográfica pueda resultarnos.Tomemos en consideración que la Internet tiene su centro en los Estados Unidos; que, en virtud de su arquitectura descentralizada, es prácticamente invulnerable; que la NSA  (National Security Agency) ha logrado recientemente más preeminecia que la CIA a nivel de gobierno, lo que se explica por la responsabilidad que tiene - entre otras - del manejo de los códigos de encriptación de las comunicaciones. En los Estados Unidos existe, entonces, una apropiada preocupación por el manejo de las comunicaciones mundiales, otorgándole la protección necesaria para que sirvan de base al mundo globalizado. 

3. Hemos sido testigos de la obsolescencia de oficios y profesiones

Nuevos materiales, métodos, procesos, han sido causa de creación y obsolescencia de ocupaciones, algunas ancestrales. El sastre, el relojero, el pescador artesanal, el minero del carbón y otros han sido parcial o completamente eliminados del mercado, y nadie, ni quienes dicen solidarizar con los cesantes se hace un terno a la medida, o manda a reparar su reloj de cuerda, o va a la caleta a comprar pescado, o estudia la forma de calefaccionar su casa con carbón de piedra, para sostener de alguna manera esos oficios. De alguna manera aceptamos que en aras del progreso algunos deben sacrificarse, y que un vago Estado debería ocuparse de ellos. 

No debería ser una novedad entonces para ningún ingeniero chileno admitir que otros ingenieros y técnicos chilenos puedan quedar sin trabajo por la coyuntura de globalización que nos ocupa, potenciada por algunas novedades tecnológicas contemporáneas. Lo que podría ser novedoso y saludable sería que tuviéramos la capacidad de reconocer que cada uno de nosotros está en este riesgo.

4. Hay urgencia de pensar serenamente en la globalización

Esta reflexión me parece digna de llevarse a cabo sin dilación porque tenemos una visión incompleta de este proceso, centrada en los beneficios que de ella hemos obtenido hasta ahora, y casi siempre desde la perspectiva de las naciones desarrolladas, particularmente de la formidable locomotora de la economía mundial que son los Estados Unidos. En efecto, ese es un país que poco tiene que perder con la globalización, por contar con un comercio interno de enorme presencia en su propia economía, y por encontrarse en un nivel de poder financiero y capacidad de desarrollo tecnológico que le permiten avizorar con optimismo casi cualquier panorama, excluida quizá la irrupción de China en los mercados. En cambio sí tiene mucho que ganar, nada menos que consolidar su rol de liderazgo mundial. No es de extrañar, entonces, que la actitud prevaleciente entre nosotros sea de uniforme optimismo frente a la globalización, lo que hace eco, sin duda, a la posición norteamericana, que es la más divulgada. 

Ahora bien, me agradaría tener la convicción de que al meternos en el proceso de apertura de la economía lo hacemos manteniendo los debidos resguardos, conservando alguna puerta de escape para volver atrás si fuera necesario, y para no destruir más autonomía y cultura propia que lo estrictamente necesario. Si las grandes potencias se encuentran en el futuro en situación de riesgo de enfrentamiento militar, debe quedarnos claro que volverán a prácticas proteccionistas, a las cuales nunca han renunciado, sin preocuparse (mucho) de que  los chilenos no podamos alimentarnos de troncos de pino, fardos de celulosa o cobre en barras. 

5. ¿Cuáles son los procesos que han sido gatillados por esta globalización, y en qué nos afectan? 

Recordemos que hay en nuestro país una política de apertura a los mercados mundiales iniciada hace varios años, y que ha tenido como consecuencia el posicionamiento en Chile de  importantes consorcios internacionales que han adquirido empresas chilenas de los sectores financiero, industrial y de comunicaciones, o formado nuevas, en particular en la minería. 

5.1.Las empresas chilenas adquiridas por las trasnacionales son reorganizadas, fusionadas con otras, o usadas para adquirir otras empresas. El resultado que busca la trasnacional es doble: mejorar el rendimiento económico de la empresa adquirida y adecuarla para que actúe como un elemento más del conjunto de empresas de la trasnacional. Estos dos esfuerzos son paralelos y están muy ligados entre ellos, pero conviene separarlos para su análisis. Para mejorar el rendimiento, elimina al personal que considera excedente por no ser necesario para la operación. Para incorporar la empresa chilena al ámbito de la transnacional, reduce al  personal que resulta superfluo al asumir la trasnacional tareas de previsión, planificación y dirección que antes se ejecutaban en dicha empresa. La trasnacional toma bajo su paraguas a la empresa chilena pero al hacerlo elimina parte del córtex que ahora no le es necesario. Podríamos agregar que le sería incluso inconveniente que esta capacidad de autonomía persistiera por la posibilidad de generar eventuales conflictos con la remota casa matriz al formular en Chile esta empresa planes o proyectos que estuvieran en una línea diferente de la línea global de la matriz. La empresa adquirida y así remodelada deviene una unidad operativa dentro de la trasnacional, operativa en el sentido de que está dedicada a la operación día a día,  que su horizonte de acción queda fijado en el presente ejercicio, y que el nivel de decisión de inversión de sus ejecutivos se limita a montos relativamente bajos, y siempre dentro de un presupuesto aprobado por la matriz. De ahora en adelante sólo podrá usar las luces bajas.

5.2. Las empresas creadas por las trasnacionales en Chile pueden nacer como unidades ya adaptadas a esta condición de subsidiaria. Los proyectos de ingeniería, el financiamiento y la administración son manejados preferentemente desde las matrices, con poca o nula participación de la subsidiaria chilena. Incluso algunos proyectos recientes de expansión de empresas chilenas han dado lugar a esquemas de operación similares,  en los cuales nuevas unidades productivas operan con un mínimo de personal chileno, estando dichas unidades conectadas a equipos de supervisión y control que están en Estados Unidos.

5.3. El desarrollo de las comunicaciones a nivel internacional, por todos conocido, ha hecho su parte en la materialización de la globalización. Sin él, habría sido lenta la llegada de las novedades, produciéndose sus consecuencias en décadas en lugar de años o meses. Pero aparte de ser un facilitador de la globalización, está teniendo voz propia en el proceso. En efecto, hoy los clientes chilenos que adquieren productos o servicios de las empresas internacionales pueden optar por ser atendidos por la filial chilena o transar directamente con la empresa matriz. Esto es particularmente visible en el sector informático, en donde la evolución ya ha sido completada y el servicio de mantención ya no está radicado en Chile, sino sólo disponible desde la matriz. La empresa Dell, por ejemplo, vende computadores que son configurados por el cliente via Internet, producidos en plantas de los Estados Unidos, y enviados a Chile, en donde hay una unidad relativamente pequeña  que desaduana, envía al cliente y participa en la cobranza. La empresa Oracle Chile tenía hasta hace poco un servicio de mantención en Santiago, que recibía las denuncias de falla de los clientes, pero que fue reemplazado por una unidad situada en Miami que atiende a toda Latinoamérica. Están en riesgo todas las cadenas nacionales de comercialización de productos de origen extranjero que puedad ser vendidos y mantenidos desde el país matriz.

Procedimientos como la nacionalización o requisición de las empresas extranjeras, otrora considerados como medidas posibles de presión o represalia política o económica por el Estado, serán en este contexto  acciones carentes de sentido.

5.4. Otro motor de cambio en las empresas chilena lo constituye la mejora en las comunicaciones internas de las empresas, y la posibilidad de lograr un mejor manejo de las mismas mediante técnicas de workflow, correo electrónico y otras. Independiente de los fenómenos anteriores, estas nuevas tecnologías de gestión y de comunicación interna permiten el achatamiento de la pirámide administrativa posibilitando la supresión de los cargos intermedios, innecesarios desde que el gerente puede eficazmente controlar más directamente al personal administrativo, y desde que éstos pueden comunicarse más rápidamente entre ellos y con clientes y proveedores. 

5.5. Esta misma globalización no sólo está facilitando la compra de empresas por trasnacionales, sino que está permitiendo la entrada de bienes de consumo elaborados en otras regiones como China. Esta industria es una formidable competencia para la industria manufacturera nacional. Ya hay empresas chilenas que no han tenido otra salida que recurrir a fábricas chinas, entregándoles materiales y modelos, para poder conservar su marca en Chile a través de producción china. Además,  muchas empresas de punta (comunicaciones, electrónica...) tienen casas  matrices en países desarrollados, en donde se diseña y financia, y subsidiarias de producción en países aún más pobres que Chile. Chile no es, en general, suficientemente pobre, con una cantidad apropiada de técnicos pobres como para atraer estas combinaciones. Son conocidas, sin embargo, actividades de desarrollo de productos computacionales realizadas por empresas norteamericanas y empresas de India, en las cuales sí se cumplen las premisas anteriores.

La suma de todos estas solicitaciones apunta en el mismo sentido: disminución de cargos en las empresas chilenas, especialmente en los niveles de supervisión y ejecutivos, porcentaje importante de los cuales son técnicos e ingenieros. En algunos casos se produce contratación de ingenieros y técnicos, pero en número relativo más reducido que antes. En países como el nuestro, en época de globalización, las empresas requieren menos ejecutivos y supervisores que anteriormente, para un mismo nivel de actividad. Tomemos nota además, que cuando el directorio de una trasnacional decide en Madrid o Londres o Nueva York someter a una empresa chilena suya a algunos de estos procesos de involución,  las consecuencias son favorables para el centro, cualquiera que éste sea, pues aumenta el flujo de aporte de resultados financieros, pero desfavorables para la periferia, en la que debe asumirse el proceso de ajuste correspondiente. No hay vasos comunicantes de ambos resultados. Las trasnacionales no tienen complejos ni ataduras para efectuar las reducciones. Como dice Yupanqui: “las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”. Traducido al lenguaje socioeconómico del día: las trasnacionales reducen personal fuera de casa y pueden contratar dentro de casa.

Hay empresas chilenas de producción o servicios que pertenecen a consorcios nacionales, pero en este proceso desencadenado no podrán recurrir a otros expedientes que practicar las mismas acciones de las trasnacionales, con los mismos resultados: reducción de personal, incluyendo supervisores y técnicos, so pena de quedar fuera de mercado. Esto será posible en el caso de consorcios nacionales que pueden centralizar actividades de planificación y desarrollo. 

Distinto es el caso de consorcios o grupos económicos de integración horizontal dentro de los cuales haya varios tipos diferentes de empresas en número de una en cada tipo. Por ejemplo, que exista un banco, una pesquera, una forestal... En este caso deberán idear una forma de salir del atolladero que significa la capacidad de desarrollo propio, por el costo que involucra. La integración horizontal de empresas del mismo rubro parece ser la más eficiente en materia de costos, como puede constatarse en la reciente proliferación de las “cadenas” de empresas de distribución y servicios. 

6. Conclusiones 

En la medida en que este proceso sea percibido con claridad por todos, la reacción personal de cada ingeniero o técnico será, obviamente, migrar hacia el centro, hacia los países que dirijan este proceso, que son aquellos en los que se hace diseño. En el futuro los estudios profesionales de los chilenos  tal vez se hagan con la mira puesta en ese objetivo. Nótese que un técnico chileno podría estar en el futuro radicado en Chile y trabajando para una empresa extranjera. Es decir, como el proveedor del gran restorán que entrega sus productos por la entrada de servicio, para quien los clientes del iluminado y alegre restorán son seres fabulosos e inimitables.

La llamada crisis asiática no es sino un capítulo inicial de un reacomodo que puede ser más fundamental. Todas las actividades de comercialización de productos extranjeros están en cuestión. Todas las tareas de gerenciación, también. 

¿Qué hacer? A nivel personal, los trabajadores de cualquier empresa o servicio deben desarrollar lo que ya se ha dado en llamar Resiliencia, o capacidad de sobrevivencia, de autonomía. Ahorrar lo que se pueda. Realizar actividades secundarias que puedan complementar en un 10 o 15% la remuneración que recibe regularmente de la empresa, y que, en caso de despido puede ser la diferencia entre una cesantía dura o una digna supervivencia. Sin menoscabar la dedicación a servir al actual empleador,  tener en claro que lo más probable es que todo trabajador cambie varias veces de empleador en el curso de su vida laboral. Estrechar los lazos gremiales, familiares y locales para precaver las situaciones más críticas. 

A nivel regional regional y nacional, buscar que las autoridades apliquen los principios tan antiguos  como los de ahorro y prevención, tal como sugirió José al Faraón, ahorrar para cuando vengan las vacas flacas. Conservar una fracción estratégica de producción de trigo, carne y leche, aunque sea antieconómico, para mejorar la resiliencia del país. Consolidar las condiciones para emprender. 

A nivel mundial, buscar la forma de ponerle el cascabel al gato, haciendo por ejemplo que parte de los ahorros que las trasnacionales hacen en el extranjero de ellos al suprimir personal  de las empresas que reorganizan sean aportados a esas economías periféricas.