Poesía                                                Jóvenes Escritores                                                 en Chile, la poesía se escribe en "El Amante"
Ficción Original                                               Bofismo                                               Cuento
El Amante es una actividad cultural de estudiantes de Psicología, Español, Bioquímica, Sociología, Servicio Social, Derecho, Periodismo, de la Universidad de Concepción                                               Entrevistas                                               Crítica Literaria                                               
                           



        Había que escribir algo aquí. Lo cierto es que en la publicación correspondiente no apareció Editorial alguna, o el mensaje introductorio al diario, o la herencia semanal de Valdebenito (o la excusa de Valdebenito para despotricar en contra de los demás y en favor de sí mismo). Sólo por tratarse de la versión Web, este espacio dice algo, aunque si lo miramos con detenimiento, no dice nada.

El Webkeeper
En este número:

El último en saber de la muerte de Pedro Cárcamo
fue el pelao Tito
, cuento de Rodrigo Espínola.

Pedazo de infinito, por Gabriela Soto.

La Jaula de Edipo, por Javier Bello, del libro "Las Jaulas".

El eterno soliloquio del caminante, por Leonardo Contreras.
















































































EL ÚLTIMO EN SABER DE LA MUERTE DE PEDRO CÁRCAMO FUE EL PELAO TITO


       Llegó como siempre tarde, de noche, a la segunda noche del velorio. Entró lentamente, acalorado, cruzó el sopor de la habitación del féretro hasta la pieza donde se encontraban los familiares y la viuda dando el pésame a uno por uno con su cara amarga, hoy más que nunca.
       De regreso al cuarto velatorio no pudo alcanzar el ataúd, a medio camino se detuvo, a medio rosario. El hedor a flores y cigarrillos flotaba en el aire como parecía flotar el cajón o colgar de las cuatro velas que eran la única luz. Largo rato fue el que estuvo balanceándose en la punta de los pies, en silencio sin poder seguir el rezo. Después de concluido pudo acercarse al féretro, tragando saliva, lo miraba seco, secamente, seco el aire y los ojos cansados de todos. Inspiró toda esa atmósfera y, junto al Muerto, se sentó.
       Por largo rato le contó, disculpándose, las razones que impidieron llegar antes.
       Ahora lloraba tímidamente el Tito.
       -Me quedé en la casa de mi hermana en Lota, no dejó venirme hasta hoy, no había forma de saber, tú me entiendes-, le decía al Muerto.
       El Muerto no dijo palabra, sólo escuchaba. El Tito siguió cantándole cómo recibió la noticia, de quién la recibió.
       El Muerto seguía en su lugar, blanco, inmóvil.
       El calor hacía que la gente mantuviera respetuoso mutismo. Las ventanas abiertas todas no servían de nada, todos finalmente se fueron marchando de a poco hasta que sólo quedaron el Tito, El Muerto y el calor.
       Todos los familiares se fueron a dormir por el cansancio, producto de todas las horas de insomnio y de llanto.
       En un momento el Tito fue hasta la cocina de la casa a buscar algo de beber, sólo quedaban los amigos, le dieron una caña de pisco con bebida y hielo, y una para El Muerto.
       Al volver ocupó el mismo lugar, prendió un cigarrillo y le ofreció el trago al Muerto. El Muerto no movió un músculo, tampoco fumó.
       Así se quedaron hasta la hora del entierro.
       La mañana era tan calurosa como la noche anterior. El funeral se realizó justo a la hora fijada. Fue hermoso, como todo funeral de un buen hombre.
       La histeria abarcó todo el lugar, el dolor todas las caras, el ataúd todo el hueco en el nicho. Los amigos fueron los primeros en marcharse, abrazados dejaron atrás el cementerio.
       A una cuadra de allí, lloriqueando, con una copa en la mano, El Muerto y El Tito brindaron por el buen amigo Pedro Cárcamo...


Rodrigo Espínola


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PEDAZO DE INFINITO


Hay un día gigante
que con hambre voraz
se traga la vida
Hay sobre el día una nube
gigante
Hay entremedio de mí
una horrible maravilla, un pedazo
de infinito
naufragando en parasiempres y paranuncas
Hay lo que ya es indecible
por penetrante y perversamente
oscuro
Hay un momento que se clava
helando todos los soles


Gabriela Soto, estudiante de Servicio Social


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LA JAULA DE EDIPO
del libro "Las Jaulas"

Tus ojos vieron la luz, sólo verán tinieblas
SÓFOCLES

No es bueno el ruido negro del animal junto al naranjo del
    patio,
no es bueno que el caballo negro de orejas negras cante
    toda la noche como si su cuerpo mismo fuera una
    lamentación,
no es bueno que componga toda la noche una canción de
    muerte con sus patas,
que la canción debore el sueño de los hombres
según la partitura de los árboles y la travesía que arrojan
    para ellos las estrellas.
No es bueno que el caballo negro cante toda la noche en el
    patio
y golpee las piedras como si fuera un espía que se deja
    ver.
No es bueno que su canción dure toda la noche a mi lado
Pues su duración no es benigna para mi alma ni menos
    Para el algodón cráneo.
Calla niño de la noche, que te vengo oyendo aullar toda la
    noche,
calla, perro del valle, que te vengo oyendo aullar toda la
    noche entre las matas
cuidando la puerta del infierno con un niño en las fauces,
en las fauces un niño que no dejas morir,
y ya estoy tan cansado, y ya estoy tan cansado de todo este
    lamento,
de toda esta plegaria que sube por los techos y aguarda.

Nada saco con llorar si nada han servido mis
    Invocaciones,
nada saco con llorar si el huésped no ha querido irse,
si el huésped no ha querido abandonar el casco de su ruido
    en la piedra,
si el hedor de su canto se mete a los armarios y toda su
    zarza crece como loca,
si ya se derramó el aceite en la honda cuchara de los
    lechos,
en la piel de las mantas, en los tobillos mansos
de la mujer que sube la escalera y canta una piadosa
    cascada,
si ya se derramó el aceite
dentro de la mujer y la hoja del vaso,
dentro de las espinas que hierven en mis dedos
    manchados,
si ya se derramó mi sangre en un nido furioso de
    riachuelos pardos,
si ya se derramó mi sangre latiendo dentro de una arena
    que es mi propia sangre,
si ya se vertió la leche de los hijos sobre la misma bandeja
    donde fueron deborados,
si ya se vertió la leche de la noche como una cabellera
    quemada por esa misma noche,
la noche sin estrellas caliente en la mujer que parió a mis
    hermanos sin miedo.

No es bueno que el caballo negro que me regaló Creonte
    cante toda la noche junto al naranjo del patio,

tarde toda la noche, tarde tanto la noche, toda la noche
    tarde en abrirme los párpados.


Javier Bello


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EL ETERNO SOLILOQUIO DEL CAMINANTE


...Paso,
veo luces, me detengo a pensar.
Pienso,
Distingo entre la gente caras tristes.
Paso,
Pienso en todo lo que no debe importar.
Pienso,
Descubro en mi estrellas tristes...

...Paso,
en general todo se vuelve lento.
Pienso,
Busco algo en la mirada de una extraña.
Paso,
La extraña, extraña su vil convento.
Pienso,
Puede ser mujer, puede ser piraña...

...Paso,
descubro mi fea ambigüedad.
Pienso,
Comienzo rituales propios.
Paso,
Controlo gracias a un muerto mi soledad.
Pienso,
Tal vez volar, mis sesos-opio...

...Paso,
recorriendo caminos , se camina.
Pienso,
Tal vez de ser, no sea nada.
Paso,
La vida a todos se nos termina.
Pienso,
Mi situación impía es delicada...

...Paso...
...Pienso...
...Pienso...
...Paso,
levanto mi mano ante el viento.
Pienso,
Quizás me robe alguna nube.
Paso,
¡boca a tierra!, juez violento.
Pienso,
Pagaré caro lo que tuve...

Paso,
Abriré mis ojos, mientras pueda.
Pienso,
Cambiaré el cerrojo de la entrada.
Paso,
Nadie tendrá mi corazón en veda.
Pienso,
Le daré una copia a algún camarada...

Paso
Veo en la arena mil ilusiones.
Pienso,
Los arboles figuras, mi canción.
Paso,
Arrebato el tiempo, sentir emociones.
Pienso,
¿qué botón causará la final explosión?

...Paso
todo es culpa de la luna.
Pienso,
No deja ser nada, no deja ver.
Paso,
El fin del mundo, ¡no queda ninguna!
Pienso,
Esperanza, en cada uno un ser...

...Paso,
creo en mi.
Pienso,
No es bueno creer.
Paso,
Me detengo aquí.
Pienso,
Esto no puede ser...

...Paso...
...Pienso...
...Paso...
...Pienso...


Leonardo Contreras


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