Edición
del 5 de diciembre de 2002
Chile da jugo....
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Lo notable
del show no es entonces el gordo, al que ya nos acostumbramos,
si no la suerte de termómetro de modas y tendencias
que denota la transmisión, o sea, todo lo que la lleva
en tele TIENE que estar en la Teletón. Todo lo que
vende DEBE estar sobre el escenario. Todo
lo que está de moda debe sumarse al asunto, lo que
en el fondo no es malo, considerando el objetivo (ya que por
muy anarco que se crea el lector es indefendible no ayudar
a Juanito. Habría que estar muerto por dentro) Lo trágico
entonces es cachar que lo que la lleva es "eso":
Miriam Hernández, Porto Bahía y sobre todo el
marrano desagradable de José Miguel Viñuela
(nadie puede).
No creo en
los críticos más radicales de la Teletón.
Tampoco en los que la defienden a ojos cerrados. Simplemente
seamos sinceros :El show apesta, le dan el mismo espacio a
Fabrizzio que a los Jaivas, Viñuela baila en tu-tu,
la parte buena (los minos en pijama) va tan tarde que nunca
la alcanzo a ver y mientras Pedro Fernández, de nuevo,
menea su poto falso durante largos 15 minutos, Don Francisco
hace como que la meta no la alcanzamos nica, aunque todos
cachamos que sí, que las donaciones bakanes las tienen
guardadas para el final y que si no se gastaran 2.000 millones
en el show todos pasaríamos menos penas, y el empresario
rarito, el de apellido Nazar, no hubiera tenido que desembolsar
56 palos, dejando como las pelotas a muchas empresas que con
suerte donaron 10, que es como la mesada del hijo del gerente.
En todo caso hubo un par de cosas notables. Ver a Moreira,
Piñera, la Mattey y la Saa bailando, o intentando,
bailar Axé fue demasiado freak, y es nuestro deber
decirle a "la regalona" Carmen Ibañez que
se dedique a eso mejor, por que le salió bastante bien.
El premio
Frambuesa va para la tía permanente Gladys Marín,
que se pasó para tonta grave al no darle el beso millonario
a Lavín.
Apuesto que estas cosas no pasan en Quebec.
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